"Nuestra mente, en sí misma,
puede hacer un cielo de los infiernos
y un infierno de los cielos"
John Milto
Permítanme reírme de todos aquellos, que de manera oportunista se están arrimando al triunfo de Trump, para arreciar sus ataques contra el presidente Maduro y Venezuela, pero además de los incontrolables y furiosos arrebatados, el cual se han anotado para calmar sus ansias represadas de acabar, con lo que han dado por llamar el madurismo, con una intervención militar apoyada por el nuevo inquilino de la Casa Blanca, como lo ha hecho sin ocultar nada el Toby Valderrama, siguiendo en la misma línea de la inhabilitada, el cual se agarra, hasta de sus propios cabellos, si ve alguna posibilidad de concretar sus macabros objetivos.
El mismo Donald Trump, quien rara vez expresa una sonrisa, debe estar viéndose en el espejo, ensayando para responder sin exagerar las risas, ya que, a cualquiera se les escapan sonoras carcajadas al ver los desplantes de estos opositores, que al sentirse totalmente derrotados, hacen, como los malos jugadores darle una patada a la mesa, para calmar la desesperación y para ellos, es como los que han naufragados en alta mar, cualquier señal en el horizonte lejano le sacan la mano, pensando en la tabla de salvación.
Por los momentos el triunfo de Trump, ha alborotado un estado emocional muy peligroso para cualquier ser humano, como es hacer planes violentos, lanzando provocaciones, algo, que ni siquiera se lo había pensado el mismo recién electo; contrariamente a lo que, si, hizo, cuando en las pasadas elecciones presidenciales, salió derrotado por Joe Biden, e incitó a sus partidarios a llevarse todo por delante, hasta llegar al capitolio, para finalmente convertirlo en un nido de gallinas y los responsables directos no hayan, como evadir la justicia por no estar entre los millonarios privilegiados.
Lamentablemente la enfermedad del odio, se parece a cualquier virus de los que se presentan haciendo estragos, incluso al Covid-19, aunque mató y pasó, dejó serios traumas en la población, pero el estado emocional de la mayoría de los opositores es sumamente preocupante, ya que, pedir una intervención militar y de llegar a concretarse en el próximo gobierno de Trump, puede ser peor a cualquier pandemia y nadie desea ese momento; pero además, no creo, que los propios incitadores vayan a salir ilesos, ya que, seguimos pensando fijamente en el pensamiento del General José Félix Ribas "No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer" .
La oposición se está haciendo ilusiones y parece, que no se han puesto a pensar en la explosiva situación de los Estados Unidos, el cual es un verdadero caballo salvaje al cual va montar el presidente electo, pero tiene que hacerlo con la habilidad de un experto jinete, por muchas razones, el cual juegan en su contra, entre ellas las cuentas pendientes con la justicia, que no prescriben, aun, cuando el dinero lo ayuda a evadirlas. Por eso pienso en lo peligroso de la gravedad de la "enfermedad "de la oposición venezolana, porque apenas ganó Trump, los empezaron a engañar de la manera más inocente –como siempre– al extremo de hacerles creer, que Trump, ya, invitó a su toma de posesión al derrotado Edmundo González y a la inhabilitada, cuando ni siquiera ha sido proclamado.
Por eso, es más peligrosa la oposición por sus repetidos y prolongados arrebatos de odio por tumbar al presidente Maduro, que el mismo Donald Trump, ya que, el trauma de la derrota a manos del comandante Chávez, no se la han podido sacar, y creo, que ni llevándolos a Sorte, para unos ensalmes de la reina María Lionza, salen de ese difícil momento de sobresaltos y maldad; porque son precisamente ellos, los que se han prestado para que, los últimos gobiernos de los Estados Unidos, intenten apoderarse de nuestras riquezas y planten su bota para pisotear a nuestro pueblo. ¡NI CON TRUMP, VOLVERÁN!
Narciso Torrealba narciso_t_29@hotmail.com