Curiosidades del Desierto del Sáhara

En nuestro planeta existen multitud de ecosistemas en los que tan solo algunos animales y plantas pueden vivir debido a sus condiciones extremas.

Este es el caso del Sáhara que, además de ser una vastísima extensión de tierra, esconde muchos secretos.

Esta zona es única en el mundo y su ecosistema es impresionante.

Estas son algunas curiosidades del desierto del Sáhara que te sorprenderán.

1. El más grande del mundo

Es el desierto cálido más grande del mundo. Su superficie alcanza los 9.400.000 kilómetros cuadrados. Es importante recalcar el matiz de ‘cálido’, ya que los desiertos helados de la Antártida y del Ártico lo superan en tamaño.

Se extiende por diez países de África, además del Sáhara Occidental: Marruecos, Argelia, Chad, Egipto, Libia, Malí, Mauritania, Níger, Sudán y Túnez.

Sus impresionantes paisajes han servido de escenario de muchas películas de renombre. Una de las más conocidas es La guerra de las galaxias, Otro famoso filme que eligió este desierto para grabar algunas de sus escenas fue el de En busca del arca perdida, de Indiana Jones.

3. La meseta de Ennedi, en Chad

Es probable que nunca hayas visto imágenes de este lugar.

La meseta de Ennedi, en Chad, es una de las regiones más inaccesibles del planeta y está enclavada en la arena.

El paisaje parece sacado de una película de fantasía, con arcos, pilares, cañones y camellos salvajes que sobreviven gracias a la acumulación de agua de las cuencas subterráneas.

En esta zona se localizan los arcos naturales más impresionantes del mundo. El más grande tiene unos 120 metros de altura y se llama Arco de Aloba.

Erg Chebbi es un mar de dunas con un área de más de 20 kilómetros de extensión y cuenta con dunas de una altura superior a los 150 metros. Tiene un clima desértico con matices continentales y temperaturas medias de 20º C. Merzouga es una de las zonas que más turismo atrae del Sáhara y se encuentra muy cerca de Erg Chebbi.

El Desierto Blanco, en Egipto, es uno de los paisajes más sorprendentes y, además, es un Parque Natural declarado Patrimonio de la Humanidad.

Su origen se remonta 60 millones de años atrás, cuando era un lecho marino de poca profundidad.

El mar cubría una capa de roca arenisca que, durante los millones de años siguientes, fue acumulando rocas sedimentarias de piedras calizas que se asentaban en el fondo.

El paso del tiempo, junto con la acción del viento y el retroceso de las aguas del Atlántico, dejaron a la vista una auténtica maravilla de la naturaleza.

Caminar por entre las monumentales esculturas de piedra caliza y disfrutar de los atardeceres anaranjados es una experiencia inolvidable.

Mientras que las pirámides de Egipto son conocidas a nivel mundial, las de Sudán no lo son tanto. Estas pertenecen a la dinastía nubia Kush, un pueblo que habitó aquí entre el 260 a. C y el 300 d. C y que, al igual que los egipcios, enterraba a los miembros de la familia real en tumbas piramidales.

Las de Kush son más modestas, pequeñas y estilizadas que las de Egipto, con unos 20 metros de altura. La más grande de Nubia es la que se encuentra en Meroe, capital de Sudán.

A lo largo de los años han sido profanadas y robadas, pero hoy en día son Patrimonio de la Humanidad.

 

Pirámides de Sudán | Fuente: Canva

 

Esta flor es típica de las áreas desérticas y en el Sáhara es habitual observarla.

Es una planta muy especial debido a su extremada resistencia.

Al secarse, sus ramas se contraen formando un ovillo y puede permanecer así durante años. Cuando recibe agua o suficiente humedad, vuelve a hidratarse y a retomar su forma original.

Por esta peculiaridad es conocida también como ‘flor de la resurrección’.

Chott el Jerid, en Túnez, es la superficie salina más grande del Sáhara y abarca una extensión de más de 7.000 kilómetros cuadrados. El lago tiene agua solo durante la estación lluviosa; el resto del año permanece seco y sometido a una alta evaporación que provoca que la sal se deposite en las capas superficiales.

Esta finísima cubierta de sal actúa como reflectante del sol, lo que provoca colores cambiantes y los conocidos espejismos que eclipsan la vista. Chott el Jerid es un lugar histórico, pues en él se ubica el famoso naufragio de Jason y los Argonautas y, además, en la mitología griega, fue el lugar de nacimiento de la diosa Atenea.

En la bahía de Nouadhibou, en Mauritania, está el cementerio de barcos más grande del mundo.

Es toda una atracción turística y llegó a albergar más de 300 barcos encallados.

El lugar se convirtió en una gran fuente de ingresos por la extracción de hierro de los propios barcos y, por las bahías artificiales que se crearon alrededor de los cascos oxidados, hogar de corales y peces.

Pero la contaminación generada por los materiales tóxicos que desprenden las embarcaciones, como aislantes, pinturas, baterías, aceites lubricantes e hidráulicos, han hecho mucho daño.

Desde 2006, con financiación de la Unión Europea —muchos pesqueros de Europa faenan en los caladeros de Mauritania—, los restos comenzaron a ser retirados de forma progresiva.

El macizo de Ahaggar es una cadena montañosa que emerge en el sur de Argelia y que forma parte del Sáhara.

Aunque su clima es menos extremo, las lluvias siguen siendo escasas, lo que ha dibujado un paisaje moldeado por la acción del viento durante miles de años con vistosas elevaciones y promontorios.

Está repleto de rocas y restos volcánicos y, por ello, el conjunto parece traído de Marte. Es una de las zonas más turísticas y visitadas de Argelia.

Tal como conocemos el Sáhara a día de hoy, se nos hace impensable el hecho de encontrar fósiles de ballenas entre sus dunas

. Pero, si tenemos en cuenta que las legendarias tierras de Egipto formaban parte del lecho marino del mar de Tethys, la cosa cambia.

Uadi Al-Hitan es Patrimonio de la Humanidad y posee inestimables restos fósiles de arqueocetos, cetáceos de un orden específico muy antiguo, hoy extinto.

Estos fósiles son testigos de una importante etapa en la evolución de las especies: del paso de estos mamíferos (que vivían en un medio terrestre) a su vida actual en los océanos.

La cantidad, la concentración y la calidad de los fósiles hacen de este un lugar excepcional.

En los últimos 42 años, solo ha habido cinco registros de nevadas en el Sáhara.

El primero fue en 1979 y el último, en enero de 2021. En 2018, las dunas de Aïn Séfra, en Argelia, se cubrieron con 40 centímetros de nieve. Este tipo de precipitaciones es totalmente inusual, aunque posible en condiciones de excesivo de aire frío y humedad.

¿Cómo era todo esto antes de convertirse en uno de los mayores desiertos del planeta? Lo que hoy en día es árido, caliente e inhóspito, fue una región de sabanas y praderas frondosas con bosques, lagos y abundantes precipitaciones.

Pero ha pasado mucho tiempo desde entonces, unos 10.000 años. Esa época se conoce como ‘El Sáhara verde’.

Tuvo cuerpos permanentes de agua, praderas y bosques, y fe de ello dan las pinturas rupestres de la zona, en las que aparecen representadas muchas especies, como las jirafas. Además, se han encontrado fósiles de animales que actualmente no viven allí como cocodrilos, elefantes o hipopótamos.

Las teorías más compartidas sostienen que el cambio sucedió hace unos 5.000 años como producto de un fenómeno cíclico, que sucede cada 20.000 años más o menos.

FUE UNA ZONA FERTIL, LLENA DE VIDA PERO LE TIEMPO TERMINÓ DESTRUYENDO SU NATURALEZA PARA DEJARNOS ESTA MARAVILLA QUE HOY ADMIRAMOS.

NO SE DEBE SER DÉBIL, SI SE QUIERE SER LIBRE

 



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Antonio Daza


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