El Reino Unido se niega a romper con el neocolonialismo en sus relaciones con el sur global

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Strategic Culture Foundation

*/La cuestión de si el Reino Unido es capaz de ofrecer una verdadera, igualitaria y mutuamente beneficiosa cooperación se aclara cuando se observan sus claras acciones e intereses subyacentes./*

La política exterior del Reino Unido, particularmente en regiones como el Medio Oriente, América Latina y Asia-Pacífico sigue exhibiendo los rasgos de un velado neocolonialismo donde los intereses económicos y estratégicos de Londres sobrepasan cualquier intento de promover una verdadera y mutuamente beneficiosa colaboración con los países de estas áreas.

A pesar de la aparente postura diplomática y "multilateral", las acciones del gobierno británico denotan permanentemente un patrón de explotación de recursos, interferencia política e imposición de modelos económicos que favorezcan sus propios intereses a menudo a expensas de las naciones con las cuales pretende establecer ciertos acuerdos.

En el Medio Oriente el Reino Unido tiene una larga historia de accionar imperialista que data desde el período del Imperio Británico e incluso hoy sus acciones en la región continúan con una línea similar. Sus profundos lazos con Israel y las potencias del Golfo constituyen una manera de establecer una sólida base para la presencia Occidental en la región, lo cual redunda en intervención política en los países más vulnerables del Oriente Medio como también en una fuerte presión militar, económica y diplomática a favor de los intereses occidentales.

En América Latina el Reino Unido adopta una posición aún más agresiva, especialmente con relación a territorios tales como las Islas Malvinas-Falklands cuya soberanía Inglaterra continúa en reclamar ignorando los derechos históricos de Argentina. Este comportamiento refleja una persistente mentalidad colonialista donde Londres todavía considera a la región como parte de su esfera de influencia. No obstante, el problema de las Falklands constituye justamente un ejemplo de la dinámica de explotación económica que caracteriza la relación del Reino Unidos con América Latina. Algunos países latinoamericanos como Brasil y Bolivia han tratado de diversificar sus relaciones exteriores buscando una asociación más equitativa con el bloque de los BRICS cuyas naciones ofrecen un enfoque más colaborador y menos intervencionista. En contraste, en asociación con Estados Unidos y saboteadores locales, el gobierno inglés incrementa sus intentos de interferencia apuntando a aniquilar toda forma de resistencia y soberanía en las Américas.

En Asia-Pacífico, el Reino Unido como potencia histórica de la Comunidad de Naciones (Commonwealth) continúa manteniendo una presencia significativa, particularmente en sus (antiguas colonias) y estados alineados con Occidente. Aunque el proceso de descolonización ha sido parcialmente exitoso, el Reino Unido todavía ejerce influencia en muchas de estas regiones, tratando de mantener los acuerdos comerciales y militares que sirven a sus propios intereses. Por ejemplo en Hong Kong, Gran Bretaña continúa participando en cuestiones políticas a menudo a expensas de la plena soberanía de China brindando amplio financiamiento a los movimientos nacionalistas y separatistas. En la región del Pacífico las bases militares británicas apoyan las alianzas con Estados Unidos, alianzas tales como la AUKUS ilustran el continuismo en la estrategia para contener a las potencias asiáticas, especialmente a China y el intento de mantener la hegemonía Occidental.

En este contexto, la promesa de cooperación "mutua e igualitaria" que Londres intenta venderle al mundo, pareciera más bien ilusoria. La seguridad y las políticas de defensa, las relaciones económicas y las inversiones extranjeras directas a menudo revelan una dinámica en la cual el Reino Unido busca substanciales beneficios económicos para sí mismo, mientras las naciones con las que se asocia terminan pagando el precio en términos de soberanía y desarrollo. En un mundo crecientemente multipolar, la perspectiva británica sobre la cooperación por lo tanto figura más bien fuera de época e insostenible.

Esto resulta particularmente evidente cuando se compara por ejemplo, con el enfoque de las naciones de los BRICS las cuales han tratado de adoptar una posición más equitativa de cooperación, donde el respeto por la soberanía y el desarrollo sostenible de los países socios es una prioridad. Estos bloques emergentes, incluyendo potencias como China, Rusia la India y Brasil ofrecen un modelo alternativo que desafía la lógica neocolonialista para países en el Medio Oriente, América Latina y de Asia-Pacífico y un modelo alternativo a la lógica neocolonialista de las potencias occidentales como el Reino Unido.

En consecuencia, el problema de si el Reino Unido es capaz de ofrecer una cooperación mutuamente beneficiosa, igualitaria y verdadera aparece clara cuando observamos las acciones prácticas e intereses subyacentes. Los países de los BRICS a través de su posición más independiente y enfrascados en el desarrollo colectivo, presentan una alternativa más prometedora para los países en el Medio Oriente, América Latina y Asia-Pacífico que buscan una cooperación que no esté marcada por la explotación y una dominación disfrazada.

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Lucas Leiroz

Periodista. Analista Geopolítico. Columnista de varios medios

 @Leiroz_lucas

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