Mi palabra

Trump el tres en uno: capitalista, imperialista y fascista

"¿De qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena

si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina"

Bertolt Brecht

Un viejo amigo, quien solamente coincide con los comunistas, cuando se encuentra saboreando un delicioso cruzado de gallina y cosquilla de res, los domingos bajo un techo de zinc, el cual parece acumular toda la energía del sol, cuando está en su máxima intensidad, haciendo sudar más que la misma sopa recién sacada de la olla. El lunes en una amena conversación, prácticamente se desahogó al dejar escapar toda la frustración, que le ha producido las locuras desatadas por el robot del imperialismo, Donald Trump, cuando ha metido a todos los migrantes en un mismo saco, como integrantes del "tren de Aragua", ya que, las noticias de un hermano, no son nada buenas y por poco vende, hasta el alma para irse a la casa del "sueño americano".

El rostro de este opositor golpeado, y no es precisamente en una contienda boxística, por ratos se le encendía, cuando descargaba toda su rabia, sin poder hacer nada, para detener las arbitrariedades de un gobernante actuando, como en los tiempos, cuando cualquier mandatario estadounidense, daba la orden de una invasión y después aparecían miles de excusas y argumentos para tratar de justificar lo injustificable, como sucedió con George W. Bush, quien dejó un rosario de anécdotas, que en el llano se conocen, como cachazos; para terminar ordenando la invasión de Irak, con los resultados ampliamente conocidos de un verdadero genocida.

Ahora, la invasión tiene otras facetas, el cual han dado en llamar cognitiva, porque todo se realiza a través de la dominación mental, donde el poder de la comunicación es un arma poderosa, pero por muchos inventos y adelantos tecnológicos, siempre se apoyan en alguna mentira, el cual van agigantando, precisamente por medio del aparataje mediático, hasta convertirla en algo creíble en millones de personas atrapadas por las redes, como está sucediendo en estos momentos, con Trump y sus colaboradores, quienes se están apoyando en la "renombrada" banda "el tren de Aragua" para calificar a todos los venezolanos en tierras estadounidenses, como unos criminales.

Todas las acciones emprendidas por el dúo Trump y Elon Musk, ha despertado un torbellino de protestas, a excepción de los opositores de Estados Unidos y los comandados por María Corina, salvo algunos frustrados incrédulos, como el viejo amigo, al cual hago referencia al comienzo de este artículo. Ya que, están arremetiendo contra los migrantes, cuando, hasta hace poco les pintaban un panorama lleno de luces y colores y de paso lo más cautivador, les hacían creer, que ganarse los dólares era algo parecido a la suerte de una estrella de MLB o de la NBA, por decir los deportes más populares en América Latina, y por eso las caravanas se hacían interminables, aún, poniendo en riesgo la propia vida, sin importarles la de niños inocentes, sin la capacidad de escoger su propio destino.

La gran verdad, es que en los Estados Unidos se ha despertado el verdadero monstruo herido, dando zarpazos sumamente peligrosos y el nuevo mandatario, al no tener la capacidad para afrontar el problema se agarra de algo extremadamente delicado, como es la violencia y la inseguridad desatada a lo largo y ancho de la geografía de ese país, desde hace muchos años, teniendo, como el ingrediente volátil, la droga, que no pueden ocultar, porque las muestras están en las calles con el fentanilo, hasta crear un número de habitantes en estado de somnolencia –zombis en calles y avenidas– que debe llamar la atención a cualquier ser humano.

Ahora, no es la invasión directa, para frustración de la pitiyanqui rabiosa y en estado de desesperación desahuciada la María Corina Machado. Porque Trump, le está echando mano a todo lo que consigue en el camino, con identificación venezolana, para acusarlos de integrantes del "tren de Aragua" y después mandarlos para donde le da la gana, violando todas las leyes habidas y por haber y cualquier tatuaje, sirve para acusarlos, cuando es una práctica cotidiana de la sociedad estadounidense, empezando por los atletas, el cual ha sido copiado, como una moda rutinaria en los países, que hasta hace poco lo consideraban su patio trasero. Es la violencia desatada, con otra careta, pero con el mismo payaso y solamente la unidad latinoamericana puede detener a este monstruo. El ejemplo lo están dando, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum Pardo y Nicolás Maduro, en defensa de la dignidad y soberanía de nuestros pueblos.



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Narciso Torrealba


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