En días recientes todos los medios masivos de difusión internacionales y nacionales (radio, prensa y televisión) volcaron sus micrófonos, tintas y cámaras hacia lo que parecía ser un acontecimiento significativo y de cambios trascendentales. Pues, se celebraba en Roma una nueva Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria de la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura, de Naciones Unidas), motivada por la crisis mundial desatada por el alza de los precios de los alimentos. Muchos esperaban mucho de la cumbre. La realidad, en esos espacios los ricos filosofan, y nada queda. «La cumbre no va a llenar un solo plato de comida» -así lo advertían los movimientos sociales que protestaban a las puertas del evento.
Varios informes de la misma FAO, y otras agencias, habían admitido que la capacidad actual de producción mundial de alimento (al 2007) triplicaban la capacidad de producción de años atrás (1961). Los mismos estudios reflejan que “el mundo dispone de la capacidad suficiente para alimentar 2 veces la población mundial actual”. Entonces, ¿En donde yace el problema?
Todos los filósofos y filántropos burgueses, quienes asistieron al Festín de Roma, hacían “heroicos” actos de reconocimiento cuando en sus deliberaciones culpaban de la actual crisis alimentaria a: los bio-combustibles; los subsidios de los países ricos a sus productores (agriculturas); y, los altos precios. El mismo director general de la FAO, Jacques Diouf, fustigó a los países ricos por dar la espalda y dejar crecer la crisis mundial en la producción de alimentos. Este máximo responsable de la FAO deploró que “un solo país (eludiendo a EUA) desechara 100 mil millones de dólares en alimentos anuales para destinarlos a los biocarburantes. Y agregó: “Cómo se le explica a las personas con sentido común que no se puedan encontrar 30 mil millones de dólares para asegurar a 862 millones de pobres la satisfacción de sus necesidades básicas”. -Todo parecía que la cumbre se tornaría interesante-. (-53 millones de esta población condenada a muerte por hambre se encuentra en América Latina y el Caribe. Más de 400 millones, en África-)
Quienes más lejos llegaron en sus criticas acusaron al liberalismo que arruinaba a los pequeños productores, como también, al modo de distribución de los alimentos. -A estas palabras, también, todos aplaudieron-. Pero los problemas de fondo, estructurales del modo de producción capitalista mencionado por Cuba y Venezuela, nadie escuchó.
El actual secretario general de la ONU, Ban Kimon, dió un parado a todas estas deliberaciones, echando tierra a todos los filántropos, dijo: “La liberalización es un objetivo humanitario”. En otras palabras, para Ban Kimon: “el Capital es el objetivo humanitario, y no los pueblos hambrientos”. -A partir de estas declaraciones todo se quiebra.
Al término de la cumbre, el director Jacques Diouf, aseguró que los resultados obtenidos han estado “a la altura de las expectativas” (...) “no ha sido fácil llegar a un acuerdo”. Lo cierto, es que, la declaración final no recogió, siquiera, las criticas del mismo Diouf. Solo pide eliminar el hambre del mundo y a no utilizar los alimentos como un instrumento de chantaje: «Nos comprometemos a eliminar el hambre y a asegurar alimentos para todos». Pero el Cómo, es problema de cada quien. ¡Que se jodan los pobres!.
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