La Unión Europea no puso la más mínima atención a los países latinoamericanos pobres como Bolivia y Cuba cuando exhortaron a dicha organización aclarar y/o flexibilizar el trato a los inmigrantes latinoamericanos.
Venezuela, quinto exportador de petróleo en el ámbito mundial, habló de no enviar petróleo a esos países que pretendían dejar hacinadas a familias encerradas hasta por durante 18 meses mientras les salía su extradición a sus países de origen como si fueran los extintos campos de concentración nazi, y allí si se propusieron en dar respuestas.
Unos desestimaron la amenaza porque la mayor parte del petróleo va hacia los Estados Unidos, pero cuando vieron que también las inversiones se iban a devolver a sus países de origen (igual por igual sin distinción de riquezas); allí si hay que explicarle al Presidente Chávez cómo es la cosa. ¿Por qué solo a Chávez?, ¿porque Venezuela representa el billete de sus intereses?
Ciertamente que por honor, hermandad y unidad, el Continente Latinoamericano debe unirse en una acción común que ayude a reprimir esta violación a los derechos humanos aunque eso signifique pérdida de inversión extranjera que genera renta fiscal a la Administración Pública de nuestros países; pero hay que recordar que muchos de las naciones europeas, entre ellas España que defendió esa decisión de la Unión Europea, se han beneficiado del jugoso y creciente mercado venezolano impulsado por el Presidente Chávez. A ellos les gustaría, pese a que no les agrada mucho Chávez, que él siguiera en el poder por las riquezas netas (después de la deducción del Impuesto Sobre la Renta correspondiente) que el mercado venezolano les está proporcionando. No me gusta eso de la guerra diplomática y de mercado porque afecta a nuestro País, pero más vale la dignidad de nuestros Países que el dinero. La Unión Europea, por ser unión, son fuertes; Latinoamérica debe unirse y dar una respuesta contundente única.
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