Por otra parte, en el Senado se cumplió el programa del debate relativo a la reforma energética, convocado por la presión ejercida por los legisladores del FAP y por la movilización popular en las calles; sin lugar a dudas, el ejercicio en el que participaron expertos autorizados, sacó a la luz todo el espectro de daños que, intencionalmente y desde el poder, se han provocado a la industria petrolera nacionalizada, así como las mejores propuestas para su saneamiento las que, por cierto, no pasan por su privatización como ha sido la intención del régimen espurio. Este es otro importante triunfo del movimiento popular.
Inmediatamente después de terminado el debate, el PRI presentó su propuesta de reformas legales por conducto del inefable Beltrones, líder de su bancada en el Senado. El asunto presenta varias lecturas que vale la pena tratar de analizar:
1.- En la forma, que en política también es fondo (Reyes Heroles padre dixit) significa la sepultura de las iniciativas de Calderón, lo cual no es producto mas que de la movilización popular. De no haber mediado ésta, con todos los costos de imagen política que implicó, el PRI se habría sumado al PAN, como de costumbre, y desde abril nos hubieran recetado la privatización petrolera. Es otro importante triunfo que debe valorarse en toda su extensión y sin regateos.
2.- De la lectura de la propuesta priísta, por cierto redactada con los remos traseros, puede colegirse que es producto de una intensa, aunque sorda, confrontación interna entre quienes se mantienen en las filas del nacionalismo, encabezados por Beatriz Paredes, y los que desde hace tiempo vendieron su alma al diablo en aras de una malentendida modernidad globalizadora, encabezados por Carlos Salinas, Beltrones y Gamboa Patrón. El primer grupo logró que quedara establecida, de manera explícita, la exclusividad de la Nación, por conducto de PEMEX, en todas las tareas de la actividad productiva petrolera. El grupo salinista, por su parte, mantuvo partes importantes de la iniciativa de Calderón relativas a una autonomía de gestión que, en caso de ser aprobadas, colocarían a la paraestatal en condición de ser un organismo privado de capital nacional. El resultado del conjunto es un híbrido incoherente e inaceptable.
3.- Un aspecto relevante de la iniciativa de referencia es la propuesta de creación de empresas subsidiarias y filiales de PEMEX, de su propiedad exclusiva, destinadas a la ejecución de proyectos específicos, sean de exploración, explotación, refinación, almacenamiento, transporte y transformación petroquímica. Debidamente establecidos los candados para eliminar cualquier suerte de privatización, el proyecto es válido habida cuenta de la preponderancia de la actividad explotadora y exportadora de crudo que, en la actualidad, hace que el resto de actividades se vean postergadas en perjuicio de los intereses nacionales.
4.- Otro aspecto válido de la propuesta es el relativo a la creación de un órgano público técnicamente especializado, destinado a la toma de decisiones en materia de exploración y explotación, cuyo resultado esperado sería la racionalidad en la operación que, en la actualidad, queda sometida a las urgencias financieras del fisco, en detrimento del eficaz tratamiento de los pozos en explotación, como lo demuestra el caso criminal de Cantarel en declinación acelerada. En todo caso, el tema tendría que enriquecerse en lo tocante a la calificación de los integrantes del referido órgano.
En este nuevo escenario, repito: producto de la fuerza de la movilización popular, es preciso mantener el músculo tenso y explícito hasta conjurar el peligro de la privatización. No obstante, es preciso comprender que la fuerza popular es como un tanque de guerra, capaz de arrasar los obstáculos, pero que requiere de la infantería para el trabajo de detalle, en términos de garantizar el dominio de la plaza. Con lo anterior quiero entender que es necesario sentarse a discutir; las condiciones del escenario descrito indican que la correlación de fuerzas está del lado nacionalista liderado por Andrés Manuel López Obrador; ya no se trata de la iniciativa entreguista de Calderón, sino de un híbrido que reviste aspectos rescatables.
Con el respeto que me merece el liderazgo, sin cuyo concurso no hubiesen sido posibles los triunfos alcanzados, me parece que cerrarse a la discusión puede poner en riesgo los logros alcanzados. Aclaro que no estoy de acuerdo con el tipo de negociación que pretende conducir Nueva Izquierda que, para comenzar, renuncia de antemano al empleo de la movilización como instrumento de presión; hacerlo así es renunciar al elemento sustantivo que ha hecho posible el escenario actual.
Correo electrónico: gerdez999@yahoo.com.mx