“Es
la primera vez que veo una rata nadando hacia un barco que se hunde”,
dicen que dijo una vez Winston Churchill, cuando le comentaron que un
espía inglés se había vendido a Alemania.
Yo
hasta entendía la actitud genuflexa del presidente Álvaro Uribe ante
Bush, dadas las condiciones de matones que distinguen a uno y otro.
“Dios los cría y ellos se juntan”, dice un viejo adagio popular.
Pero
al verle corriendo a Washington a recibir el último aliento de un
agonizante, es como arrimársele uno a un dragón de komodo a chuparle
vaho.
¡Uf, qué asquerosidad!
Y el ministro de Exteriores,
Jaime Bermúdez, que más parece un jefe de relaciones públicas de
tercera categoría, se hace entrevistar por todos los medios adictos al
gobierno diciendo que es “un reconocimiento muy importante para el país
y para el presidente Uribe”.
¿Para el presidente Uribe?, no cabe
duda. Tanto que ahora pienso que Chávez fue con él generoso cuando lo
llamó “peón del Imperio”, y más, mucho más generoso el presidente
Correa de Ecuador cuando lo tildó de “aprendiz de emperadorcito”.
No,
ya el mundo sabe que Uribe más que peón o emperadorcito en potencia,
fue un lacayo de Bush que corona su tarea recibiendo dizque su “medalla
de la libertad”.
¿Cuál libertad? ¿La de Bush que concluye su
maltito gobierno con más de un millón de muertos a la espalda? ¿O la de
Uribe, que asume el poder sobre la tumba de miles y miles de
colombianos perseguidos, desplazados, oprimidos y finalmente masacrados
por sus fuerzas paramilitares?
Para el caso concreto de Uribe,
léase en ARGENPRESS.info del jueves 8 de enero, un somero análisis de
Apolinar Díaz Callejas sobre la “represión de Uribe” para que, junto
conmigo, podamos decirle a la cara a este ministro que deje de ser
mentiroso.
Ahora, ¿que tal distinción, que el próximo martes va
a recibir de las manos ensangrentadas de Bush, sea como dice Bermúdez,
“un reconocimiento muy importante para el país”, permítame señor,
apartarme de ese cáliz. “Ni tanto honor ni tanta indignidad”, decía por
ahí alguien que ahora no recuerdo pero que, con su venía, nos cae como
anillo al dedo.
Y una más:
En la noticia que circularon
los medios se dice que Uribe “descartó que en la visita de dos días a
Estados Unidos vaya a entrevistarse con miembros del equipo de gobierno
del presidente electo Barack Obama”. Pues, ahí sí, pudiéramos decir a
los lectores que tampoco yo quiero entrevista con el Papa.
Si
Obama rechazó a Uribe siendo tan sólo candidato, debe tener un afán
enorme por recibirle ahora, siendo Presidente. ¿No es cierto?.