El diario El país, de nuevo, como ya hizo en 2001 con el golpe de Estado en Venezuela, quiere “preparar” a la opinión pública española para celebrar la desestabilización del poder legítimo en Honduras. El Presidente Zelaya es presentado, en la crónica del diario, como un extraño aliado del Presidente Chávez, como un rico que ya no escucha a los ricos, como una persona desestabilizada que ofende a los Estados Unidos, un populista que reclama el derecho de los pueblos latinoamericanos a decidir sus propios destinos.
¿Cuál es el delito? Aplicar una ley aprobada por el parlamento que permite someter a referéndum asuntos de interés general. El antiguo régimen, anclado en la judicatura y en sectores reaccionarios del ejército, se levanta, desobedece al poder civil e intenta la desestabilización del gobierno democrático hondureño. Como si el bunker en España hubiera intentado impedir el referéndum sobre la reforma política. Ahora el diario El país aplaude.
Uno se muere de vergüenza viendo ese comportamiento terrorista –no hay exageración: violencia contra el orden constitucional que genera muerte- del diario. ¿No hay ley que permita frenar este abuso? Si la información es un bien público ¿cómo puede prostituirse de esta manera? ¿Dónde está el Gobierno de España? ¿Dónde los partidos constitucionales impidiendo ese acto de fuerza, ese abuso de la información, esa noticia que alimenta la sedición? ¿No hay diputados en el Parlamento español que denuncien esta colaboración contraria a la democracia que postula nuestra Constitución? ¿No tiene coraje el Parlamento español para condenar este intento de golpe de Estado?¿O es que acaso celebraríamos que el Presidente Zapatero diera una orden a las fuerzas armadas y éstas no la cumplieran? El país ha dejado clara su posición. ¿Y el Parlamento? El Comandante General de las Fuerzas Armadas de Honduras es el Presidente Zelaya. De manera que si un militar o un juez le desobedece, es el general o el magistrado quien ofende la ley. Lo contrario de lo que dice El país.
Nos gustó que así fuera durante el 23-F, cuando Tejero tomó el Congreso de los Diputados y MIlans del Bosch las calles de Valencia. Los países hermanos reforzaran al gobierno legítimo del Presidente Calvo Sotelo. Ahora, callamos. ¡Cómo apoyar a un Presidente que, pese a ser legítimo, está hablando de más de los pobres y de la soberanía! Qué vergüenza. El diario El país presenta un mundo al revés. ¿Y qué dicen los latinoamericanistas oficiales? ¿Callan?¿Otorgan?
A la “madre patria” le duele más la muerte de Michael Jackson que el intento de golpe en Honduras. Abre el diario una sección que permite mandar las “condolencias” por la muerte del cantante -¿condolencias que, suponemos, irán al más allá?-; mientras, el pueblo hondureño, más acá, puede volver a ser masacrado por unos militares acostumbrados a desoír las constituciones. Convocar a una constituyente ofende a los oídos de las élites hondureñas. No debiera ser lo mismo en nuestro páis.
¿Con qué moral nos preparamos a “celebrar” los bicentenarios? ¿Con una actitud que silencia un intento de golpe de Estado al tiempo que magnifica la muerte de un famoso cantante norteamericano? ¿Diciendo, como titula el periódico, que el ejército se ha movilizado “tras la destitución de su jefe”, como si su jefe fuera ese general golpista y no el Presidente de la República? Justo cuando el país puede entrar en una guerra, el diario El país descalifica al Presidente constitucional llamándole “Un populista de familia bien”. Qué desparpajo.
Vergüenza e impotencia. Si alguien ofende al Jefe del Estado en España, cárcel y oprobio caen sobre esa persona. Si un diario alimenta la desobediencia constitucional, si alimenta un levantamiento militar, si apuesta por la muerte creando un clima de desestabilización, se presenta como un ejercicio de libertad de expresión. A lo mejor vemos que en Honduras también se está creando una revolución de colores. ¿Será que Zelaya no le ha comprado suficientes libros a Santillana?
Mientras no solventemos esta locura prepotente de los medios, es bien difícil que podamos hablar de democracia. La libertad de expresión es de los ciudadanos, no de las empresas de medios de comunicación. La “madre patria” es más amable con los intereses de las empresas españolas que con los pueblos a los que reclama como hermanos. No entiendo cómo todavía nos tienen algún aprecio. Quizá por nuestros abuelos republicanos, que fueron recibidos en América Latina con tanta generosidad y entregaron allí su compromiso con la democracia. Qué rápido dilapidamos ese caudal.
El daño que hace la empresa El país a la reinvención de los lazos entre España y América Latina reclama respuesta. Los intereses comerciales de esa empresa no pueden estar por encima de los lazos históricos entre los pueblos. Mientras tanto, y si de algo sirviera, pido perdón a los hermanos y hermanas de Honduras que están luchando por dignificar su democracia. Llegado el caso, seremos más de uno los que estaremos dispuestos a defender con todas nuestras fuerzas la democracia hondureña, representada hoy por el Presidente Zelaya. Porque la democracia es cosa de todos. Más allá de lo que planteen esos medios cuya patria es la cartera.
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