23 de agosto de 2022.- Michael Collins siempre será recordado por su papel de líder revolucionario clave en la creación de la Irlanda moderna. “The Big Fella” (El gran tipo), apodo por el que se le conocía, murió hace un siglo, el 22 de agosto de 1922, en el transcurso de una emboscada, cuando apenas tenía 31 años.
El 24 de abril de 1916, coincidiendo con el Lunes de Pascua, diferentes organizaciones republicanas e independentistas iniciaron una insurrección armada en Dublín que fue considerada el prólogo del proceso de emancipación irlandesa. Dos mil insurgentes, sin apenas entrenamiento militar y escasamente armados, tomaron las calles de Dublín para enfrentarse al todopoderoso y experimentado Ejército del Imperio británico.
Orquestado por la Hermandad Republicana Irlandesa, el Éirí Amach na Cásca (Alzamiento de Pascua en gaélico) contó con la colaboración del grupo Voluntarios Irlandeses, del Ejército Ciudadano Irlandés y del Consejo de Mujeres Irlandesas, que contribuyó con trescientas voluntarias que aportaron todo tipo de ayudas y refuerzo en el cruento combate que se estableció en las calles.
Entre los combatientes se encontraba Michael Collins, un joven de 25 años que, tras abandonar su Cork natal y trabajar en una oficina de correos en Londres, entró a formar parte de la Hermandad Republicana Irlandesa (IRB), una organización clandestina y revolucionaria que luchó por la independencia de su país.
El Gobierno británico envió a Dublín 16.000 soldados y un millar de policías que se hicieron con el control de la ciudad el 29 de abril, tras varios intensos días de lucha que se saldaron con el fallecimiento de 132 británicos y 64 irlandeses, además de muchos heridos. Los dirigentes de la rebelión fueron apresados, encarcelados y la mayoría de ellos, dieciséis (entre los cuales estaban el marxista James Connolly y Patrick Pearse) fueron ejecutados cinco días después.
La mayoría de los rebeldes capturados fueron recluidos en Froncoch, en el norte de Gales. Allí Collins, con la ayuda de sus compañeros de la IRB, organizó a los prisioneros y, cuando fueron liberados a finales de 1916, regresó a Irlanda para gestionar un fondo de ayuda para las víctimas de la insurrección.
Fue entonces cuando mostró sus grandes cualidades estratégicas, potenciando los ideales de la causa del republicanismo irlandés y creando una formidable red de inteligencia. En el ámbito militar, la IRB reorganizó la dirección de los Voluntarios Irlandeses que habían participado en la insurrección. También destituyó al dirigente fundador del Sinn Féin Arthur Griffith y, en noviembre de 1917, Eamon de Valera fue elegido presidente tanto de los Voluntarios como del Sinn Féin.
De Valera fue uno de los veteranos que sobrevivió en la insurrección y era visto por Collins y la IRB como un republicano más firme que Griffith. Por su parte, Collins asumió la dirección de la organización de los Voluntarios y la secretaría de la IRB, y participó en la organización de varias campañas electorales del Sinn Féin.
En agosto de 1922, cuando aún no había cumplido los 32 años de edad, el carismático líder independentista se dirigió hacia el sur de Irlanda con la esperanza de llegar a un acuerdo con los rebeldes “antitratado” y, de ese modo, poner fin a la Guerra Civil. Desoyó los consejos que le recomendaron no acercarse a la zona y el 22 de agosto, su convoy fue emboscado en Béal na mBláth, en la carretera entre Bandon y Macroom y, Collins, conocido como “The Big Fella”, recibió un tiro en la cabeza cerca del lugar que le vio nacer.