El socio mudo de Globovisión

No entiendo las decisiones del Presidente Chávez en lo que se refiere
a los medios de comunicación radioeléctricos, cuyas concesiones,
reglamentación y control, corresponden al Estado por vía de Conatel,
organismo dependiente del Poder Ejecutivo Nacional.

El cierre de RCTV se convirtió en una especie de sentencia de muerte
por cuotas, anunciada con más de medio año de anterioridad, lo cual
dio pie para una campaña nacional e internacional destinada a
denunciar al gobierno como violador de todas las leyes imaginables.

Por fortuna no ocurrió lo mismo con treinta y pico de radioemisoras
cuyos permisos de funcionamiento o no existían o presentaban
irregularidades de marca mayor, las cuales fueron sacadas del aire sin
anuncios previos y, por ende, sin grandes alharacas.

Ahora estamos presenciando un proceso que no se sabe a ciencia cierta
si culminará con el cierre o cambio de gerentes o concesionarios de
Globovisión, pues se trata de una especie de telenovela de suspenso,
que cada día presenta un nuevo capítulo cargado de sorpresas.

El Presidente Chávez anunció personalmente que el Estado, a través de
Fogade, ahora detenta el 25,8% del paquete accionario de dicho canal,
aunado a otro 20%, para totalizar un 45,8% de la propiedad de
Globovisión. Señaló, además, que eso le permite al gobierno designar
un representante en la junta directiva de la planta, mencionando como
posibles candidatos a Mario Silva o Alberto Nolia, lo que posiblemente
dijo en plan humorístico.

Globovisión, como toda Venezuela lo sabe, es un canal golpista y han
debido cerrarlo desde el 13 de abril del 2002, pero por algún extraño
sortilegio le permiten seguir conspirando abiertamente para derrocar
al gobierno.

Sus dos dueños o accionistas son prófugos de la justicia ordinaria,
lo cual en cualquier país sería suficiente para revocarles la
concesión, pero el gobierno sigue empeñado en hacer las cosas por la
vía más difícil, como si no tuviera suficientes problemas de diversas
índoles.

Sería una inocentada designar un socio dispuesto a esperar que
aparezcan los prófugos, para quedar en minoría.

Me perdonan, pero así no se gobierna.


augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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