El día 12 de Noviembre de 2012, aparecieron publicadas unas declaraciones en el Diario Ciudad Caracas del compañero Mario Silva, relacionadas con su trabajo al frente del programa “La Hojilla” y con la práctica que este compañero realiza de “poner el revolucionómetro”, para medir la honestidad y el compromiso revolucionarios…..
Me causó una gran impresión porque no sabía que en nuestra revolución contábamos con un “revolucionómetro” para medir la calidad, grado de compromiso y honestidad que tenemos los que simpatizamos con él sin embargo, Silva decía en esa entrevista que “detrás de toda discrepancia de algún chavista siempre se encuentra un factor de la derecha”; esto me sorprendió aún más, quiere decir, que si yo estoy en desacuerdo con la ineficiencia de algunos funcionarios que el mismo Comandante se ha encargado de atornillar entonces debo revisarme –previa revisión del “revolucionómetro” para ver que clase de germen de la derecha cargo encima?
De acuerdo a este criterio, debo entonces pensar que Chávez es una especie de semi-dios infalible y Mario Silva es el San Pedro que decidirá quién es digno de entrar al cielo del socialismo a través del celestial “revolucionómetro?
Ese “revolucionómetro” es aplicable por igual a todos los “revolucionarios” o solo a los pendejos como yo? Alguna vez Mario Silva ha realizado algún esfuerzo por pasarle nuestro mágico aparato a la alta burocracia socialista? A gente que antes entrevistaba en su programa e incluso en una época podrían considerarse “co-moderadores” de la hojilla por lo asiduos que era su presencia en ese espacio y hoy ni se recuerda de ellos porque sería “demasiada raya”?
Qué diría Mario Silva si algún vocero de la derecha sale diciendo que ellos (sea el que sea) son los que deciden quienes realmente quieren a Venezuela y son realmente democráticos porque tienen el “democratómetro” y SOLO ELLOS TIENEN LA POTESTAD DE AVALAR LA CONDUCTA DEMOCRÁTICA de sus seguidores, y sale algún opositor a criticar la podredumbre que muestra esa dirigencia? simplemente lo van a tildar de “chavista asqueroso” o “comunista trasnochado” o “traidor tarifado” (como ha ocurrido); entonces, este tratamiento excluyente y fascista de la derecha para con sus propios críticos y seguidores no es el mismo que pretende aplicar –y aplica- Mario Silva?
No se puede desmeritar la labor que desde el año 2004 La Hojilla y su conductor han realizado para mostrar la mentira que a diario los grandes conglomerados de la comunicación y sus amos han pretendido montar sobre Venezuela y su Revolución, pero de allí a que Silva pretenda erigirse en una especie de juez moralista e ideológico me parece algo nausebundamente absurdo y más aún cuando pretende deslegitimar y hasta criminalizar las discrepancias que muy bien fundadamente muchos verdaderos revolucionarios tenemos no para que esta revolución perezca en las mieles del jalabolismo que le inoculan sino al contrario, para que se nutra con la realidad que busca mejorarla y hacer que trascienda no solo sobre sus propias fallas, sino también sobre las vanidosas balurdeces que algunos “voceros del pueblo” y de la revolución pretenden imponer.
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