Aplicación de las técnicas de propaganda nazi

Los muertos invisibles

 

En algunos países es un  delito negar las masacres nazis resumidas con el nombre de El Holocausto. Se considera que, con la pueril esperanza de que no volvieran a repetirse, no deberían desaparecer de la conciencia histórica estas matanzas de las hordas hitlerianas perpetradas contra los judíos, eslavos, gitanos y homosexuales. Por el contrario, en Turquía es delito hacer referencias al genocidio contra el pueblo armenio. Aunque, según fundamentados criterios, las dos posiciones atentan contra las libertades de pensamiento y de expresión, no debería haber dudas en una mente objetiva sobre las diferencias éticas entre los dos planteamientos: en uno se busca, basado en el testimonio de sobrevivientes, testigos y de los mismos victimarios, enrostrarle a los fanáticos los horrores a los que pueden conducir las conductas extremas, carentes de humanidad; el otro, desde la nostálgica herencia del poder del imperio otomano, persigue cubrir sus vergüenzas y evadir sus responsabilidades.

El pueblo venezolano, asediado por la política imperial que consecuentemente aplica la máxima de “divide y vencerás”, fue agredido a raíz de la pugna electoral con el resultado de casi una decena de muertos y más de una centena de heridos, con miras a provocar conflictos de mayores magnitudes que fueron evitados por la mano firme del gobierno. Ante estas circunstancias, los sectores de la oposición, incluyendo a los medios privados, han asumido la posición turca de invisibilizar a las víctimas, respondiendo a dictados de la propaganda nazi y que transcribimos a continuación:

“…se pueden derivar cuatro principios de la "propaganda goebbeliana": 1. No hay verdad.- 2. Toda información (real) es irrelevante.- 3. La historia y los mensajes de los medios son sólo una narrativa.- 4. La verdad es lo que se escoge creer. Alternativamente, se proponen los siguientes principios: Principio de renovación: Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. -Principio de la verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas. -Principio del silenciamiento: Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario. -Principio de la transfusión: Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. -Principio de la unanimidad: Llegar a convencer a mucha gente de que piensa ‘como todo el mundo’, creando una falsa impresión de unanimidad.”

Pareciera entonces letra muerta las disposiciones legales sobre la responsabilidad social de los medios y que estos, de acuerdo a sus intereses más personales y mezquinos, puedan omitir, como aquel 13 de abril, acontecimientos relevantes del devenir colectivo. Estos nueve muertos y más del centenar de heridos no se reflejan en los medios privados. ¿Será sesgada la visión de la realidad que ellos presentan? O, como hizo una estúpida académica en uno de sus canales, que pretendió restarle importancia a estos hechos de violencia al tratar de agregarlos al saldo que nos arrojan las tenebrosas estadísticas de nuestro sustrato capitalista. Decimos “estúpida” porque no se da cuenta que al no diferenciar esta violencia política inducida, de la violencia que ocurre en la cotidianidad por motivos económicos, ella misma se expone, ningún dios lo quiera, a ser blanco de alguien hastiado de la impunidad y convertirse en una cifra más de la cuenta general.

Ojalá que los familiares de estas víctimas tengan el consuelo de recibir justicia y no se queden como la mayoría de los deudos de nuestros campesinos e indígenas también muertos e invisibilizados.



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Oscar Pérez Cristancho


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