Los Medios y los Miedos

Desde que "los medios", públicos y privados, se constituyeron en industria cultural para el entretenimiento, la información veráz y oportuna es al espectáculo. Así, en la lucha de poder político y económico la "información" se constituye en negocio. Los Miedos son la oferta que se le imponen a la audiencia en tanto simple receptores. Aún, considerando y reconociendo una coyuntura crítica, la función de los medios es administrar miedos en tanto intereses políticos y económicos clientelares que están en juego.

Si "las masas", imaginario social en tanto receptores no se han apropiado de "la política" y "lo político" como condición de sujetos para superar el clientelismo, esta realidad estará primando en la cotidianidad individual y colectiva. Hay que abandonar la ingenuidad porque lo que se oferta es pura ilusión de armonía como oferta según la lucha de poderes y los intereses de clase que están en escena.

Si los sectores sociales tradicionalmente excluídos se han constituído en sujetos para poder reconocer los intereses de clase, el miedo no debería arredrarlos. De lo contrario, los miedos pesan y cobran como desgracia y se reedita la máxima de que la historia se repite y sucede como tragedia. Solo la capacidad subjetiva y objetiva puede contra los miedos. Los miedos a una catástrofe provocada en el presente o el futuro inmediato dominan los ambientes imaginarios del momento.

Prevalece toda una industria de imágenes y de creación de estados mentales de angustia e impotencia que permite observar cómo los imaginarios tienen este otro lado corrosivo de ponerse en circulación por las industrias del miedo que viven ellos, al mismo tiempo que los incitan. Donde hay más mecanismos de seguridad exhibicionistas hay más miedo potencial para desarrollar los miedos. Esa es la paradoja de la máquina paranoica imparable que se alimenta de sí misma.

La lucha contra la inseguridad social, que produce ella misma el máximo de terror. El miedo al asalto que visibiliza la posibilidad de ser asaltado y agita el corazón. ¿ Hasta qué punto la destrucción de la imagen de algo afectaría  radicalmente la realidad con acciones de las cuales en varias ocasiones se ocupan los mismos artistas? Algunos creen  que la imagen es una herramienta para luchar en el terreno de la opinión pública pero que, en última instancia, no puede separarse de otros aspectos más radicales de lo real.

A propósito, es para recordar un ensayo de Marschall Bergman cuando describiendo la modernidad transcribe como epígrafe una cita de Marx: " Todo lo sólido se desvanece en el aire".



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Luís Palencia


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