“Esa noche PM entró con otro hombre a la residencia vestidos de santeros, luego irrumpieron otros cuatro individuos que participaron en el robo cuando obligaron a Serra a abrir la caja fuerte de la que extrajeron una suma en dólares y bolívares, además de dos armas de fuego.”
Me había prometido no escribir del caso Serra, mas por respeto a quienes tienen la bondad de revisar lo que a veces me da por escribir que por lo inconveniente de opinar sobre un crimen político y contemporáneo. Rompo mi autocensura al leer una nota de presa del diario El Nacional, sobre la noticia del apresamiento del cabecilla de los criminales. Por eso Inicie este escrito con un extracto de un nota de prensa de El Nacional.
No he asistido jamás a una clase vinculada a los contenidos programáticos de la carrera universitaria “Comunicación Social”, nunca he tenido esa dicha, pero puedo afirmar por simple sentido común y hasta por intuición que ese párrafo citado textualmente fue incluido en la nota de prensa con la peor de las intenciones.
Es claro que no hay información en ese párrafo. Científicamente la información es algo que se incorpora al saber y ese párrafo solo conduce a la producción de rumor.
Uno de los símiles del refranero popular que mas me llama la atención es “el monte crece como un cuento en un caserío”. No lo entendí la primera vez que lo escuche de boca de una llanero en Socopó, y un viejo amigo me lo explicó con este ejemplo: si una muchacha en un pequeño pueblo se siente mal y alguien sale a buscarle algún remedio, la gente comienza a rumorear que la chama esta preñada, con las consecuencias morales, ya bastante superadas, de ser madre soltera. Al hecho verdadero, en este caso, “se siente mal” es la única de las verdades, cada quien le agrega un pedacito al cuento hasta que el papá de la inexistente criatura es el prefecto, vale decir el gobierno.
Volviendo a la seriedad que amerita un suceso tan grave y nocivo para la paz como un crimen político, el diario El Nacional” y la periodista que escribe la nota de prensa, cometen, una vez mas, uno de los crímenes mas condenables en contra de profesión alguna, usar lo que se estudio en las aulas para la maldad.
Relean el párrafo y revisen las siguientes aseveraciones: 1) Vestidos de santeros. 2.) Luego irrumpieron otros cuatro individuos que participaron en el “robo”·…(una digresión, por favor, entran a una casa de un muy conocido personaje publico por la puerta principal, le tapan la boca con cinta adhesiva y atan con cintas de cremallera, a él y su compañera, los asesinan a puñaladas. Se van con toda una logística de huida preparada, y se llevan solo las computadoras…¡Carajo!...¿robo?
Infiltrar a la santería en la descripción de lo ocurrido es una clarísima estrategia para exacerbar la descalificación hacia diputado asesinado. Quien lo hace supone que las mayorías religiosas católicas y evangélicas que componen nuestra sociedad, y por cierto hoy día muy pero muy fervorosas, rechazaran al joven diputado debido al dogmatismo religioso. Es la perversa salpicadura de mierda necesaria para que manchar a un joven que demostró una capacidad intelectual arrolladora.
Solo con mencionar lo de los dólares provocan la ansiedad colectiva debido a la filodolaritis aguda que padecen muchos venezolanos. Mencionar que un funcionario publico tiene un dólar hoy día es suficiente motivo para estimular la ira, producto de una envidia incontinente en muchos, que sin necesidad real anhelan un dólar para comprar caramelos panameños por amazon.com.
Incluir en la trama a dos armas, cosa no descartable como el supuesto de poseer dólares, total era un diputado, es el toque perverso para propiciar la tertulia chismografica. No una sino dos pistolas…faltaron las granadas fragmentarias y los AK147. Con esta píldora se busca convertir a nuestra ametralladora de la palabra, adjetivo popularmente ganado por su capacidad oratoria, en un violento guerrillero urbano, algo así como otro chacal
La mala intención es clara, deplorable, criminal. Es terrible que un diario que fue faro del periodismo latinoamericano, concepción, parto y albergue de luminosos intelectuales venezolanos sea hoy instrumento para la oscurana por quienes pasaron por las casas que vencen las sombras y se hacen llamar profesionales de la comunicación social.