El 7 de junio de 1976 se fundó en la Ciudad de México, México, la Federación Latinoamericana de Periodistas, Felap, con el que objetivo de organizar e impulsar la lucha en defensa de los derechos no solo de las y los trabajadores de la prensa, sino del pueblo en general. Un ente gremial que desde su creación ha sido puntual en resguardo de la vida de quienes realizan su labor bajo regímenes dictatoriales y en supuestas democracias que atentan contra el derecho a recibir información oportuna y veraz.
Son más de cuatro décadas de lucha a favor del derecho al trabajo y la libertad de expresión, y por elevar las condiciones sociales para las y los periodistas que exponen su integridad física en busca de la verdad.
La lucha por el derecho a la vida ha sido constante, permanente en países con gobiernos que atentan contra el trabajo del reportero llegando hasta atentados y asesinatos de periodistas. Colombia, México y Honduras encabezan la lista de atentados contra comunicadoras y comunicadores, así como en el pasado reciente lo fue en Chile, Paraguay, Uruguay, Argentina, Nicaragua, entre otras naciones, donde reinó el terror bajo gobiernos fascistas.
Hoy el centro de atentados contra trabajadoras y trabajadores de los medios de comunicación es Estados Unidos donde la persecución, el arresto y los atentados están a la orden de día porque el presidente Donald Trump quiere impedir que se conozca la verdad sobre el asesinato de George Floyd, la grave crisis social con desempleo que sobrepasa los 40 millones, sin servicio de salud que atienda al más del millón de personas infectados con Covid 19.
Nuestra federación creo en 1991 la Comisión Investigadora de Atentados a Periodistas (CIAP), como organismo de índole regional destinado a velar por la seguridad de los afiliados.
Esta instancia contabilizó catorce muertos en 2019, diez de ellos en México, dos en Honduras, uno en Colombia y uno en Haití. Otros diez periodistas fueron asesinados en Brasil, Chile, México, Honduras y Haití ese mismo año, lo que aumenta la cifra.
Violación a la libertad de expresión, palizas, secuestros y asesinatos es la situación que enfrentan las y los periodistas en algunos países de Nuestra América, además del cerco mediático impuesto por el Gobierno de Estados Unidos, las transnacionales de la información y gobiernos sumisos al imperialismo.
En nuestra patria no se registran hechos violentos ni asesinatos aunque algunos pseudo periodistas y organizaciones como el Colegio Nacional de Periodistas y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, dirigidos por el fascismo, manipulen la verdad.