Debido a ciertas polémicas, acompañadas de tristezas, que ha suscitado los nuevos horarios del Aló Presidente, quise compartir con ustedes compañeros Aporristas, este artículo que escribí en el 2004 después del revocatorio, cuando el gobierno nacional, decidió quitar del aire dicho programa.
Hoy soy testigo de la misma tristeza de entonces, sin desconocer que nuestro líder o el grupo de asesores que lo acompaña, tendrán sus sobradas razones para hacer dicho cambio. Quizás como medidas de seguridad para nuestro comandante, el cual todos sabemos el riesgo que su vida corre, por su titánica lucha en contra del imperio y a favor de los desposeídos del mundo.
Ante todo debemos reflexionar...que seguramente existirán causas desconocidas por nosotros, que no pueden ser reveladas por seguridad de nuestro Comandante, para que nuestro líder allá tomado esta decisión a pesar de la tristeza de la mayoría.
No olvidemos que nos debemos a la lucha continua sin desfallecer y siempre estar alertas, frente al enemigo poderoso que tenemos ante nosotros y que al primer descuido intentara aplastarnos...HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
ALÓ ALÓ… ALÓ, PRESIDENTE
Mi mujer me pregunta: ¿No notas raro a papá?
Mi hijo se me acerca y me dice: ¿Papá, qué le pasa al abuelo?, está como desganado, arrastra sus piernas, lo noto raro.
El abuelo con radares en sus oídos, contestó:
“Tengo el cuerpo malo, me va a dar gripe.”
Yo me lo quedo viendo, lo noto perdido; va, viene, llega, se sienta, se para.
¡¡Tiene hormigas en el cuerpo!!
La vecina, con la pasta del domingo, hoy no canta cuando cocina.
En el rancho de la esquina, doña Ramona, con toda la familia de visita, no tiene fuerzas para hacer el sancocho.
Me llama mi hermano y me cuenta que el vecino le dice que la parrilla de su hijo no tiene la misma sazón.
El dominó no es el mismo para un grupo de obreros.
“Es el murmullo de los niños, el chisme de las doñas”
Yo los miro, los oigo, los siento y los comprendo.
En mi silencio, en mí hablar para mis adentros, pienso:
¡CLARO QUE LOS COMPRENDO!
Cómo no voy a comprender a mi suegro, cómo no voy a ver la tristeza de la vecina, el andar cabizbajo del vecino.
Hoy no está el que nos da vida... hoy no está el que nos dice:
QUE PARA ÉL TODOS CONTAMOS, QUE SOMOS ALGUIEN.
No aguanto la tristeza de la vecina, me hierve la sangre viendo a mi gente como perdida.
Ramona vecina venga... vamos a tomar un palito que quiero brindar
Suegro, venga, arrímese vamos a festejar
Juan vecino... acompáñenos, vamos a tomar una cerveza para quitarnos el calor!
Todos nos reunimos en la sala, le digo a mi mujer: “Sirve los tragos, ya vengo.”
Me fui a mi cuarto, tomé una cinta de video y la coloqué en el VHS, coloque el casete que había grabado un día y prendí la tele.
APARECIÓ EL HOMBRE: “QUERIDOS COMPATRIOTAS”...
sólo una frase fue suficiente, “QUERIDOS COMPATRIOTAS.”
¡El rostro de mi suegro cambió!, se le fue la gripe.
La vecina resucitó, el vecino se transformó. Yo lleno de felicidad me dije:
“Lo sabía, lo sabía.”
Mirando al suegro con sus años desgastados con otoño ya en su cuerpo...
sus brazos caen por los lados como cansados...
como las hojas ya marchitas caen de los árboles.
Con la nada que lo embarga, con su mente nublada, pensando que la vida no vale nada. Prendo el televisor y aparece él.
Todo cambia, su vida vuelve a tener sentido, se alegra la mañana.
Su cuerpo sufre una metamorfosis y vuelve a tener 20 años... su corazón se estremece lleno de rebeldía... la juventud regresa a sus mis venas y vuelve a odiar la injusticia.
¡Vuelve a soñar, le gusta soñar!
(Y ahora, ¿cómo arreglo esto?, ¿cómo les digo que es una grabación?...
¡¡¡AYÚDEME SEÑOR PRESIDENTE!!!)