“Que el fraude electoral jamás se olvide”
El próximo 1 de julio se reunirá la Asamblea de la Convención Nacional Democrática en el zócalo de la Ciudad de México, a un año de perpetrado el artero fraude electoral, que jamás será olvidado. Sirvan estas líneas para sumar a la convocatoria de Andrés Manuel para volver a congregar al pueblo movilizado, ese pueblo que no consiente la convivencia ni la connivencia con el régimen espurio y que se mantiene en la decisión de recuperar y reconstruir a la Nación. La ocasión permitirá conocer y divulgar la información más acabada de los detalles del fraude, producto de averiguaciones de los expertos en la materia, así como renovar el compromiso de todos con la democracia para todos.
Este ha sido un año cargado de atropellos y de manipulaciones desinformativas criminales, nada nuevo por cierto. El régimen espurio, fincado sobre las bayonetas y la propaganda mediática, cual canica en bacinica, intenta llenar el vacío de la ilegitimidad haciendo el vacío a la verdad. Hay que reconocer que, como en las relaciones de pareja, hace más daño el silencio que el ataque. Algo habrá que inventar para que suelten unos videoescándalos o algo parecido, con tal de que el televidente consuetudinario sepa que el movimiento está vivo; que la protesta ante el fraude sigue vigente y fuerte; que el rechazo al espurio es constante y cotidiano; que la movilización contra la ley del ISSSTE o la de la APPO o la de Atenco, incluso que la del EZLN, son parte de lo mismo: el rechazo al gobierno ilegítimo y al modelo neoliberal, con su secuela de miseria e injusticia.
También hay que reconocer que, como toda izquierda que se precie como tal, en la mexicana se registran grietas que reclaman atención urgente. Una cosa es la obligada convivencia legislativa, en tanto que oposición, o la de los gobiernos estatales presupuestalmente dependientes del Ejecutivo Federal, y otra es la de quienes buscan el acomodo para medrar con las migajas del poder formal, so pretexto de mantener viva la expectativa de una recuperación electoral en el 2009; son los que han optado por echar tierra sobre el fraude para tratar de que se olvide; son los que atribuyen a los errores de Andrés Manuel el triunfo de la derecha. Eso es simplemente connivencia, entendida como acuerdo entre truhanes y malandrines.
Como es connivencia la que practican con los grupos privilegiados, incluidos empresarios y periodistas, obispos y cortesanas, líderes de opinión y levantacejas, panistas y priístas de nuevo cuño, tecnócratas y banqueros; todos unificados en el entendido fraudulento y en la preservación de sus privilegios; amafiados para impedir, a como de lugar, la toma del poder por el pueblo; hipócritas capaces de violar la más elemental moralidad, al mismo tiempo que se autodesignan como la “gente decente”. El día de hoy están reunidos, en diabólica confabulación, el Azno y Marcel Granier (el de la RCTV de Venezuela) con Espino y sus yunquistas, bajo la figura señera del siempre fracasado Fox, para desarrollar una agenda que, previo rezo del rosario, se exprimirá el seso para encontrar la manera de parar a la Revolución Bolivariana, ya que los juniors han resultado poco efectivos y las recetas de la CIA demasiado obvias. Chávez les lleva nueve carreras por cero en histórica blanqueada y está pegando de jonrón con la casa llena.
Hace falta tener muy poca patria para que, diciéndose de izquierda, haya quienes entran en connivencia con esta jauría de hienas. No es una simple traición a su partido y a sus postulados; es una rotunda traición a México. No exagero; si esta caterva de retrógradas está desbaratando el país para entregarlo al extranjero vestido de virtuoso inversionista, la connivencia con ellos no es otra cosa que hacerles el caldo gordo.
No es momento para juegos seudodemocráticos ni de disquisiciones teóricas; la gente que malvive en la miseria, los que tienen que emigrar, los perseguidos por sus ideas y sus reclamos, exigen congruencia en quienes dicen enarbolar sus demandas. No se vale traicionarlos. El 1 de julio habrá que reforzar la presencia multitudinaria. Chin chin el que se raje. Allá nos vemos.
En memoria de Vilama Espín. La mujer total.
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