Hermano…, si usted iba a rechazar el premio, lo único que tenía que hacer era enviar una “cartíca” manifestándolo. Y para discursos sobre la libertad de expresión, tiene usted el privilegio de moderar un programa televisivo por un canal nacional; muy sintonizado, por cierto. ¿Cómo es que, quien está lleno de “expresión” (por prensa, radio, tv y demás), se coge un “espaciecito” de los periodistas, así sean los más muérganos del mundo, para montar un show?...
No se le hace eso, hermano, ni a la viuda de Aníbal Nazoa, que casi llora por tu desplante; ni a la memoria de tan insigne venezolano; ni a la buena fe del jurado, que ante tu condición previa de tomar los micrófonos, quedó con los brazos estirados con aquella medalla; ni a un público que, por más chavista que fuese, tenía derecho a completar su acto en santa paz; ni a tus colegas periodistas que, chavistas o no, te creían más serio; ni al pueblo de Venezuela (ó una parte de él), que se había comido el cuento de tu “reconciliación”.
Quien quiera reconciliarse conmigo, hermano, no puede ir a mi casa y despreciar mi comida. ¿Qué te costaba, William, redactar una “cartíca”, o una “cartóta” (como lo hubieses preferido), y enviársela a tus “panas” del jurado, diciéndoles: “No acepto el premio porque viene de las mismas manos que cerraron a RCTV, que dejaron a mi hermano sin empleo, que fomentan el odio entre hermanos, que buscan liquidar la libertad de expresión, etc., etc., etc.” Yo mismo, que regularmente veo tu programa, te hubiese aplaudido. ¡Pero no esa vaina, hermano!... Se tiene que tener ética hasta para enervarse, hermano. ¿Y sabes lo que es la ética, William?… És la perfecta comunión entre lo que pregonamos y lo que hacemos.
Ese desplante yo lo hubiese aceptado de “Mingo” Blanco, o de Ibéyise Pacheco, que ya más odio y desprecio por esta revolución no pueden manifestar. Y si a algún jurado chavista se le ocurriera invitar para un premio (chavista) a “Mingo” y a Ibéyise, pues merecido se lo tendrían si estos hacen de ese acto un “berrinche” de oposición antichavista. Igual ocurre si a la oposición se le ocurriese meter a Lina Ron en una ceremonia de la Alcaldía de Baruta. ¿Quién carrizo no conoce aquí los radicalismos de “Mingo, Ibéyise o Lina?...
Pero usted, hermano, que me había rogado reconciliación horas antes en el programa vetevista de la señora Gutiérrez, ¿qué carajo fue a hacer para allá para después “ponerla” como la puso?... Te confieso, William, que me entró una tristeza inmensa, y puedes preguntárselo a mi esposa “escuálida” Johanny Valencia, llamándola al celular 0414-189.5739.
Si de algo sirve, William, te digo que ya no te veo más. Perdiste, por lo menos, un cliente; porque yo estaba dispuesto, por tú “grandeza”, a comprar las cosas que tú promocionas en tú programa (porque entiendo que como P.N.I. el espacio es tuyo y tú le vendes pautas a quien tú quieras, y no a quienes quieran los señores Zuloaga, Mezerhane y Ravell. ¡Azta la bizta, veyvi!...
(jeramedi@yahoo.es).