El Colegio de Periodistas de Chile, después de 33 años de negar la cruda verdad, pidió perdón por haberse prestado a ocultar la verdad y haber servido para que el régimen de Pinochet ocultara los atroces crímenes que sus organismos de seguridad ejecutaba con aquellas personas que eran detenidas sin orden de allanamiento, sin juicio, torturados y asesinados a mansalva.
El Mercurio de Santiago con su director en la época (1975) René Silva Espejo y de La Segunda Mario Carneyro ambos fallecidos aceptaron publicar las noticias de dos periódicos extranjeros creados ex profeso para dar una versión de falso enfrentamiento en Argentina entre distintas facciones de la izquierda chilena, noticia que rápidamente fue reproducida canallescamente por la mayoría de la prensa escrita y canales de televisión de Chile, también fueron sancionados con suspensión temporal de la colegiatura y censura pública por el Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas de Santiago y ratificado por la instancia nacional, Claudio Sánchez entonces en canal 13 de la Pontificia Universidad Catolica, Julio López Blanco, Roberto Araya, único expulsado del Colegio, Vicente Pérez Zurita y Manfredo Mayol, todos de canal 7 Televisión Nacional de Chile en 1975, con suspensión de colegiatura y censura pública a los ex directores de medios Fernando Díaz Palma del periódico Las Últimas Noticias y Alberto Guerrero Espinoza del rotativo La Tercera, y la periodista de Beatriz Undurraga Gómez de El Mercurio, todos ellos periodistas estrellas en los medios de comunicación entre 1973 y 1980, medios que también se prestaron para publicar o solicitar información de personas que estaban siendo solicitadas para presentarse a declarar en los días inmediatos al golpe de Estado que posteriormente fueron torturados y asesinados como es el caso de la Caravana de la Muerte, caso que también por tratar de proteger a un genocida se encuentra involucrado el actual Director de Investigaciones de Chile y Vice Presidente de la Interpol Arturo Herrera.
Si hacemos una analogía lo sucedido en solo dos dias, 11 y 12 de Abril 2002 en Venezuela veremos lo similar que se intentó ejecutar en los medios de comunicación afectos a la SIP, la falsificación del video del Puente Llaguno, el llamado a denunciar a los integrantes del gobierno para ser detenidos, mostrando prontuarios criminales de diputados, partidarios y simpatizantes del gobierno y por otro lado transmitiendo comiquitas y películas insulsas para dar a entender que todo el país estaba en completa calma y que aceptaba de muy buenas ganas el gobierno de facto.
Cuando vine a Venezuela en 1977 vi una realidad chilena muy diferente a la que se mostraba en los medios de comunicación escritos y hablados en Chile, eso lo narré en la entrevista que el excelente periodista Ernesto Villegas me hiciere en su programa En Confianza en el año 2003 con motivo de los 30 años del golpe de estado y muerte de Salvador Allende, lo que me costo serias críticas de paisanos aduciendo que lo expresado por mi era falso y que había magnificado los hechos que narre, hachos que hoy comparados con los que han ido apareciendo en las investigaciones parecieran juegos de niños.
El Colegio de Periodistas de Venezuela tendrá algún día que dar cuenta de las barbaridades que se han prestado muchos de sus miembros para ocultar la verdad de lo sucedido en el país, y los periodistas tarifados que hoy se venden por un bozal de arepas para que los medios que les dan trabajo y distorsionen la realidad, de estrellas se convertirán en estrellados como ha sucedido en Chile donde hasta los medios de comunicación que los usaron hoy repudian a los sancionados.
Para aquellos que ni siquiera se imaginan lo que significó la Operación Colombo en el marco de la Operación Cóndor, maquiavélicamente organizada por las dictaduras del sur de América en los 70 y planificada por la CIA para acallar a las organizaciones mundiales de Derechos Humanos y poder acceder los países involucrados a créditos de los Bancos internacionales y de los Estados Unidos. También la CIA lo planifico con el objetivo de burlar al Congreso Norteamericano para que aprobaran prestamos militares y de desarrollo a las naciones involucradas.
Agrego una narración de la denominada Operación Colombo tomada en parte de Wikipedia
La Operación Colombo se llamó al caso de los 119 militantes de varios partidos políticos chilenos, mayoritariamente del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), detenidos en Chile entre el 27 de mayo de 1974 y el 20 de febrero de 1975 y hechos desaparecer. A sólo meses de sus arrestos sus nombres aparecieron en dos publicaciones foráneas informando de sus muertes en el extranjero, “ejecutados por sus propios camaradas” o “al confrontarse con fuerzas de la contrainsurgencia”.
Esos 100 hombres y 19 mujeres en su mayoría eran menores de 30 años. De ellos, 100 militaban en el MIR, 9 en el Partido Comunista, 7 en el Partido Socialista, 2 en el Partido Socialista / MIR, 1 en el Partido Demócrata Cristiano y 3 no tenían militancia.
El elaborado montaje fue realizado por personal de la DINA y contó con el apoyo del Ejército argentino y de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de ese país, en tanto que las falsas informaciones fueron difundidas por las publicaciones LEA de Argentina y O’Día de Brasil -en los dos casos en sus primeros y únicos números- y prontamente reproducidas por la prensa en Chile.
El plan tuvo como propósito convencer a la ciudadanía y al mundo que los 119 detenidos desaparecidos habían huido del país y se habían matado entre ellos por rencillas internas. Su objetivo fue también responder ante la presión internacional por las reiteradas denuncias de desapariciones forzadas ocurridas en Chile, desacreditar la idoneidad de la militancia marxista chilena, y humillar a los familiares de las víctimas que exigían justicia.
Tras las detenciones los parientes de estas 119 personas denunciaron los hechos ocurridos ante diversas instancias judiciales. Entre otras gestiones interpusieron recursos de amparo ante la Corte de Apelaciones, presentaron denuncias ante la Justicia del Crimen, y solicitaron la designación de Ministros en Visita para que investigara la suerte de los desaparecidos.
Una muestra de la falsedad de la Operación Colombo, documentada en el Informe Rettig, expresa: “En el mes de julio de 1975, la prensa de Santiago anunció el hallazgo en Ciudad Pilar, Buenos Aires, Argentina de dos cadáveres con varios disparos y carbonizados, con documentos de identidad chilenos que los identifica como Luis Alberto Wendelman Wisnik y Jaime Eugenio Robostan Bravo, versiones erróneas de los nombres de los detenidos desaparecidos Luis Alberto Guendelman Wisniack y Jaime Eugenio Robotham Bravo. Miembros de las familias de ambos desaparecidos se constituyeron en el lugar y lograron comprobar que los cadáveres no correspondían a los de sus parientes y que los documentos son burdas falsificaciones plagadas de errores”.
Inicio de la campaña de desinformación
Diario La Segunda, de Santiago.
Alrededor de un mes antes de lo informado por LEA y O’Día, La Segunda publicó en su edición del 12 de junio de 1975: “Dos mil marxistas reciben instrucción en Argentina”...” se organizan guerrillas en contra de Chile”, y en la página 28 de la misma edición agrega: “Fuerzas de Seguridad del Ejército argentino detectaron que dirigentes del MIR, a los cuales se da por desaparecidos en Chile y que las organizaciones internacionales al servicio del marxismo dan por asesinados, se entrenan en Argentina e incluso comandan compañías guerrilleras”.
Diario El Mercurio, de Santiago.
También un mes antes de lo informado por LEA y O’Día, El Mercurio informó en sus ediciones de los días 14 y 16 de junio de 1975 que 50 guerrilleros habían sido detenidos en Talca y que otros dos grupos habrían cruzado la frontera desde Argentina en un plan combinado del MIR chileno y el ERP argentino. Añadió que “informaciones provenientes de Buenos Aires” dan cuenta de un enfrentamiento con Carabineros de Chile en el que se habrían producido algunas bajas.
Diario Las Ultimas Noticias, de Santiago.
En su edición del 16 de junio de 1975 la publicación reitera la campaña y escribe “Extremistas cruzan la frontera”, y atribuye las informaciones a “fuentes extraoficiales chilenas” o a “fuentes chilenas generalmente bien informadas”.
Las publicaciones extranjeras
Revista LEA, de Argentina.
El 15 de julio de 1975 en el primer y único número de la revista, LEA publicó un artículo fechado en Ciudad de México titulado “La vendetta chilena”. Una fotografía de gran tamaño muestra a Salvador Allende, Orlando Letelier e Isabel Margarita de Letelier con una leyenda que dice: “Salvador Allende ‘El Padrino’ mata desde su tumba”.
Los primeros párrafos del artículo dicen:
“Sesenta extremistas chilenos han sido eliminados en los últimos tres meses por sus propios compañeros de lucha, en un vasto e implacable programa de venganza y depuración política.
“El plan de ejecuciones materializado en una feroz cacería a lo largo y ancho de las tres Américas y Europa, parece ser el comienzo de una gigantesca purga con la que culmina un largo proceso de divergencias, mutuas recriminaciones y disputas por dinero que desde el mismo día de su caída ha envuelto a la debilitada unidad popular en el exilio.
“El hecho trascendió de unos de los círculos, de asilados en México, muchos de cuyos integrantes viven en un frenético terror, pues temen estar incluidos en las sentencias dictadas por los “tribunales populares” que han comenzado a funcionar dentro de la clandestinidad en diversos países latinoamericanos”. (...)
Al término de la nota y bajo el título “Los que callaron para siempre”, publica los nombres de 60 chilenos muertos.
Diario O’Día, de Curitiba, Brasil.
El 17 de julio de 1975 en el primer y único número del diario, O’Día publicó una nota fechada en Buenos Aires titulada “Terroristas chilenos no interior da Argentina”. La información afirma que 59 extremistas chilenos fueron identificados entre los guerrilleros que murieron en enfrentamientos con efectivos policiales en la provincia de Salta, Argentina. Termina con una lista de 59 nombres de chilenos “muertos durante choques con fuerzas antiguerrilleras en la provincia de Salta, Argentina”.
Rol de la prensa nacional
Como parte esencial del montaje la prensa chilena no tardó en reproducir esas informaciones con destacados e injuriosos titulares, la mayoría de las veces en primera plana. Con ello se reforzó una campaña de desprestigio de las denuncias por desaparición de detenidos políticos, que confundió a la opinión pública y trató de humillar a los familiares de las víctimas y a los sectores de defensa de derechos humanos.
El diario La Segunda reprodujo el 24 de julio de 1975 la falsa información de O’Día con el título “Exterminan como ratas a miristas”...
El diario El Mercurio, en editorial del 25 de julio de 1975 expresa respecto a lo que llama “los 119”: 'los políticos y periodistas extranjeros que tantas veces se preguntaron por la suerte de estos miembros del MIR y culparon al gobierno de la desaparición de muchos de ellos, tienen ahora la explicación que rehusaron aceptar'.
Investigaciones y publicaciones de la Vicaría de la Solidaridad y de otros organismos de defensa de derechos humanos, así como numerosas presentaciones de abogados ante distintas instancias judiciales denunciaron la falsedad de esas aseveraciones. Posteriormente el Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación determinó que esas 119 personas (cien hombres y diecinueve mujeres, en su mayoría menores de 30 años y militantes del MIR) fueron detenidas, torturadas y hechas desaparecer en Chile, como lo afirmaron en su tiempo sus familiares, profesionales del Comité Pro Paz, trabajadores de defensa de los derechos humanos y los abogados que asumieron sus causas.
Lo mas triste de lo narrado es tanto los medios de comunicación de Chile como la SIP han ignorado este acontecimiento limitándose a alejar como condones usados a los periodistas que pusieron la cara o su letra al servicio de las dictaduras. Mas temprano que tarde tendrán los comunicadores sociales en Venezuela conformar un verdadero gremio que con ETICA sancione ejemplarmente a los miembros que se venden por un bozal de dolares mientras tanto se debe luchar para que las Universidades impartan las carreras afines al periodismo haciendo incapie a la etica y el honor por sobre las ansias de dinero y poder politico.
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