John Vicente Salvatierra se levanta y abre la puerta de su lujoso apartamento en Santa Paula y toma los periódicos que diariamente la conserje del edificio le deja allí. Después se va al escritorio y toma asiento en su butaca Juancho XV, y comienza a leer el editorial de Tal Cual: …”Desde 1830 no habíamos tenido un gobernante más inepto que Chacumbele..”. John Vicente sonríe. Y dice para sí. “Teodoro sigue luchando contra el régimen, lo malo es que ya nadie le cree”.
Deja el periódico y enciende la radio. Allí va directo a Unión Radio y escucha a Marta Colomina: “Lo que está pasando en materia de delincuencia en este país no tiene parangón”. Otra vez el hombre sonríe, y dice: “Ay, Marta, tus mejores tiempos ya pasaron, como los de Teodoro”.
Entonces enciende la televisión y allí tiene colocada de una vez y para siempre, su canal Globovisión: “El país se viene abajo. Se derrumba el precio del petróleo. La delincuencia toma el poder. La corrupción está en todas partes. Y según dicen en España, el presidente Chávez está apoyando a las FARC y al narcotráfico”. “Yo no me explico cómo es posible que tengamos todos nuestros medios luchando contra el régimen y todavía sigue allí, tan campante”. Se dice John Vicente.
Le baja el volumen al televisor pero lo deja encendido para contribuir a que se venga abajo el nivel del Guri y se venga abajo también el régimen. Se acerca a la ventana de su lujoso apartamento y ve que está lloviznando sobre el cerro Guaraira Repano, perdón, Cerro El Ávila, y le parece que es importante tomar unas fotos. Busca su cámara y clic, clic, clic, y después se va a la computadora. Antes de llegar a la computadora va rezando para que no llueva: “San Isidro Labrador quita el agua y pon el sol”.
Una vez en la computadora decide enviar algo fuerte a todas sus listas de correos y piensa en una caricatura. Busca en El País de España, en El Mundo, en ABC, pero nada le parece lo bastante fuerte como para enviarla a ningún grupo. Entonces descubre que le han enviado un correo, lo abre y ve un video donde el tirano Chávez está en un muelle y se ve el mar de fondo, de repente salta un tiburón y se come al dictador. John Vicente sonríe y dice: “Carajo, que vaina más buena”. Y comienza a enviar ese correo a todas sus listas con el fin de que todos sus amigos antichavistas celebran aquel video.
Después se levanta, mira su Rolex y ve que son las ocho de la mañana, entonces se dice: “Carajo, no ha amanecido todavía y ya estamos dándole duro al dictador por todos los medios”.
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