No haber preparado a la base chavista para la caída del precio del petróleo, haber ignorado los problemas que vendrían, tratar al futuro como esclavo de los deseos, conduce al gobierno a una situación desesperada: tiene una masa acostumbrada al clientelismo, al consumismo, y no hay dólares para satisfacer el apetito popular desmedido que el gobierno mismo estimuló.