Máscaras hay muchas más, basta oír el discurso para detectarlas, son capaces de hablar contra los imperialistas, gritarles voz en cuello, y simultáneamente darles participación en la Faja, en el Arco minero, entregarse al imperialismo chino, halagar a trump. Construyen todo tipo de máscaras para ocultar la realidad. Las máscaras, la ambigüedad de las caras, es propia de la política capitalista, recordemos al Apóstol Martí cuando nos dice que en política la verdad es lo que no se ve.
Los revolucionarios deben derribar las máscaras, hacer buenas las palabras de Fidel de “no mentir jamás”. Se podría empezar por sincerar el verdadero rostro de la situación política y económica, el impacto social de la crisis. Reconocer la pérdida del apoyo popular, la carestía de la vida que no se la arregla repartiendo, sino restituyendo la espiritualidad amorosa, fraterna, la noción de sociedad que el Comandante Chávez estaba construyendo. Se podría reconocer la profunda crisis ética y moral de la nación.
Después de la caída de todas estas máscaras estaremos tomando el camino de reconquistar las razones, la pasión que un día hicieron del Chavismo una fuerza planetaria. Sin máscaras estaremos rectificando entuertos.