José, corrió atender a los toques de la puerta; ya voy decía entre dientes, eran sus compañeros de partido (oposición), que le traían un sobre hermoso que abrió rápidamente, encontró una carta muy bonita firmada por el candidato Rosales, donde le indicaba entre otras cosas que por su amor y ganas de libertad, era acreedor de la tarjeta la negra; ahí estaba la tarjeta con su nombre en letras doradas como si fuera una tarjeta de un miembro de la élite venezolana; en ese momento reflexiono y se quedo mirando a esa populosa urbanización Manoa, que lo vio crecer y que pese a las condiciones deplorables que la tenían los gobernantes municipales de turno, su gente había mejorado su calidad de vida. Decía en su mente, aquí todavía se respira amor y ese toque popular que nos distingue a los venezolanos de a pie; pero no se sentía muy contento de haber recibido su tarjeta mi negra, ya que muy abajo y en letra muy pequeña la carta decía que no puede ser usada hasta tanto no ganemos y veamos como se vislumbra el precio del petróleo, situación que lo lleno de suspicacia. De todos modos estaba emocionado y salio corriendo a decirle la noticia a su amigo Carlos, que a pesar de ser Chavista, los unía una fuerte vocación cristiana; al llegar a su casa toco el timbre y espero, al momento salio la mamá de Carlos, saludando con gran cariño a José, quien de igual manera respondió; Doña Carmela (nombre de la mamá de Carlos) le informó que Carlos estaba en sus clases de vuelvan caras y estaba por terminar sus cursos, para acceder a un crédito y montar con un grupo de compañeros de clases una cooperativa; no volvería hasta entrada la noche; José se quedó con las ganas de presentar su logro y dejo para mañana esa noticia. En la noche y como opositor curioso, José no aguanto las ganas y paso al canal ocho para ver que decían en la hojilla, en ese momento pasaban declaraciones de Rosales en el cual llamaba a los Chavistas parásitos, por vivir de las costillas del gobierno; En ese momento José sintió indignación por estas declaraciones y se acostó reflexionando sobre este comentario poco oportuno; en sus pensamientos pasaba el proceso por el cual las personas de la Misión Vuelvan Caras debían pasar en sus ganas de mejorar su calidad de vida, para lo cual contaban con una ayuda monetaria (para pagar pasaje y comprar insumos necesarios para su formación); luego el proceso de incursionar en el sistema empresarial bajo un sistema que no había que negar se asemejaba a lo que Jesús nos habla a través de sus apóstoles; todo esto llevaba implícito un sacrificio que valía la pena, ya que contribuía a la conformación de un hombre nuevo, preparado para enfrentar los retos y formado para ello, todo esto con la finalidad de evitar que muchos como Carlos volvieran al vicio de las drogas y la explotación del hombre por el hombre. A la mañana siguiente, José espero a Carlos con papeles en mano, para ir a inscribirse en el programa de la Misión Vuelvan Caras, a pesar de no compartir muchas cosas del pensamiento Chavista, él comprendía la importancia de esta Misión en la formación de un hombre cristiano y útil para sus semejantes; de la tarjeta mi negra solo quedó el recuerdo de haberla colocado en un hueco que hizo en el patio de su casa, ya que su moral y principios cristianos no podían convalidar las expresiones del señor Rosales, que solo reflejan la visión que tienen los señores del imperio de los venezolanos, estaba cansado de que nos consideran flojos y vividores de limosnas, era hora de salir con esfuerzo y voluntad de esa concepción cínica y perversa en que nos habían etiquetado.

Lo que más indigno a José, es que a su amigo Carlos que luchaba todos los días por ser un mejor Venezolano lo llamarán parásito, él que pretendía cobrar los quince y último sin hacer ningún esfuerzo ¿Qué nombre tendría ???.

Henry Carrero