"Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos"

De nuevo Estados Unidos desenvaina el fuego de sus cañones y ahora contra Libia. No es casual sino prevista y calculada esta nueva agresión a un país árabe con grandes reservas de petróleo y gas, a mas de un mar de agua dulce bajo sus arenas. Todo estaba previsto de antemano con algunos países europeos que añorando sus tiempos coloniales se iniciaron en una nueva cruzada de sangre y muerte para adueñarse de las reservas naturales y seguir dominando al mundo a costa del hambre y miseria de cientos de miles de seres humanos. ¡Què hipocresía! Intentar hacer creer que solo le mueve la defensa de los derechos humanos para salvar la vida de los libaneses bombeada por la aviación de Gaddafi, siendo ellos, en su primera intervención los asesinos de la población civil. Los muertos, si no son gringos rubios y con ojos azules no cuentan, porque no les importa si los que caen en su camino de muerte son negros, mestizos, latinos o algún “maldito” àrabe que se opone a su saqueo. A lo sumo los justifican como daños colaterales por encontrarse la vìctima en el lugar y hora inapropiada. ¡Què ironía! que sea el descendiente de un pueblo africano quien los agrede. Obama, novìsimo premio Nòbel de la muerte ya tiene su guerra propia con que pasar al basurero de la historia. Fiscales y jueces al mismo tiempo, se autoproclaman defensores mundiales de los derechos humanos, siendo precisamente ellos los mayores infractores de las libertades. “Vine a Estados Unidos – escribiò Albert Einstein - porque oí que en este país existía una gran, gran libertad. Cometí un error al elegir Estados Unidos como una tierra de libertad, y es un error que en el balance de mi vida ya no puedo compensar.”

El desastre de la central atòmica de Japòn, ha suscitado serias dudas si se debe o no seguir utilizando esta energìa como medio alternativo del petróleo o por lo contrario buscar otros medios que no pongan en peligro la existencia humana. Esto debe de tener en alerta roja a Venezuela, nunca hoy tan amenazada su integridad como paìs libre y soberano como en estos cruciales momentos. Sabido es que nuestro paìs posee las reservas de hidrocarburos mas grandes del planeta y es la cuarta en gas en Amèrica donde se siguen descubriendo grandes yacimientos, lo que sin duda va a incremenar la amenaza del Imperio para posesionarse de una fuente de energìa que le garantice su uso durante muchos años. No cabe la menor duda de que el peligro es muy grande y que todas las medidas que se tomen al respecto estaràn bien justificadas, máxime cuando diariamente y desde hace años, el Departamento de Estado yanqui tiene establecida una campaña de descrédito contra el gobierno venezolano utilizando sus poderosas armas de comunicación en poder de la oligarquía mundial. Ya hay una dolorosa historia en Amèrica Latina de sus sangrientas intervenciones, por lo que no se debe echar en saco roto sus constantes provocaciones que la oposición burguesa del paìs se encarga de difundir e incitar a la violencia pues les encantarìa entregarles la patria polìtica y económicamente para seguir siendo los dueños del valle. Acordèmosnos solo recientemente de Panamà donde las bombas cayeron para todos, pues la metralla no sabe diferenciar entre chavistas u opositores y responderìan lo que Santo Domingo de Guzmán para distinguir al fiel del infiel en el asedio a una ciudad que tenìa mayorìa albigense: “matadlos a todos. Dios reconocerà a los suyos.” Y allì estaràs tu tambièn, escuàlido iluso, no reconocido por Dios que nada le importa tu odio visceral, sino tal vez por algún miembro de la alta jerarquía eclesiàstica que no tuvo tiempo de escapar a Miami.

jsaezjimenez@hotmail.com


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