Clara, la de la vida oscura, solloza frente a su arbolito. Miles de lucecitas parpadean festivas iluminando a un árbol que pareciera estar empollando decenas de regalos, estúpidas lucecitas, estúpido árbol que no saben que aquí no hay navidad.
Clara se enfrenta a la peor de las pesadillas: una navidad nacional. Una Nochebuena muy mala porque en Venezuela no puede ser de otra manera.
Horrenda burla del destino: en pleno comunismo no ha conseguido cupo para pasar sus tradicionales navidades en Disney, con Mickey disfrazado de Santa, el Pato Donald de reno, y Goofy de bastón de navidad, la dulce navidad donde nada es lo que parece, lo que parece bueno es mentira y lo que parece malo es peor.
No hay cupo desde agosto, ¿Y a Nueva York? Nada. ¿Cancún? menos. ¿Madrid, Barcelona, Londres, Roma? nop, nop, nop. ¿Santo Domingo, pues? No hay. ¿Bogotá por favorcito? Tampoco… ¡Barichole! Nos quedan 4 cupos porque hoy tuve una cancelación de última hora. -Contesta con aire triunfal la eficiente agente de viajes.
¿Bariloche? Pero si eso queda en Argentina y allá son amigos del que te conté. Ya lo sé, muchos de ellos son rubios, de ojos claros, y a los que llaman negros son como de mi color, pero no me engañan, son chavistas, yo lo vi en Globovisión. ¡De allá es Maradona con su tatuaje de Fidel!
Tranquila que no todo es como parece. -Se apresura a aclarar la agente de viajes. Allá hay gente decente y pensante como nosotras. Tienen unos periódicos que dicen las cosas que queremos leer y hablan malísimo de Venezuela, gracias a Dios, para que los argentinos decentes no crean que aquí somos todos unos comunistas niches. Hay hasta un canal de tele donde esta semana dijeron que Chávez nacionalizó Margarita, ¡muérete!, y uno de esas cosas aquí no se entera porque, claro, no hay libertad de expresión. Si no fuera por ese canal ya te habría ofrecido pasajes para la Isla, aunque de todos modos no hay cupo, pero me imagino que cuando se enteren, un gentío va a cancelar…
Clara no puede contener el llanto. Margarita es una lágrima, bien dice la canción… ¡Hasta eso me ha robado el rrrégimen! ¿Y ahora quiere que vaya a Bariloche? ¡No es no!
Armaré un parapeto de navidad feliz para desafiar a este petrocomunismo, con arbolito canadiense natural y carísimo. Vestiremos de gran gala. Habrá pavo, paté, nueces y turrones para hartarnos; licores exquisitos para olvidar, aunque “prohibido olvidar”, que la navidad verdadera queda en mayami.
¡Jingle bells, jingle bells…! -Cacerolea Clara a medianoche, mientras el cielo caraqueño se colorea festivo con miles de fuegos artificiales.
¡Artificiales! -Recalca Clara desencajada.
¡Feliz Chavidad! -Le deseo yo
tongorocho@gmail.com