Premonitoriamente dijo Chávez, “vamos a ver esa masacre”

Caribes y Magallanes deberían ir a La Haya

Por cosas menores, a Chávez, a cada momento, le amenazan o de hecho le llevan al Tribunal de la Haya y Corte de los Milagros. Lo hace todo el mundo, hasta esos como habitantes del mágico barrio parisién, que de noche eran una cosa y al siguiente día otra, entre los cuales Diego Arria, quien con sus cirugías estéticas finge ser distinto aquél de los autobuses íkarus y los atropellos masivos contra barrios caraqueños y exiliado de la IV República misma por evasión, destaca y basa su campaña electoral.

Por eso, uno esperaba al mediodía del domingo, Caribes y Magallanes cantasen fraude, cuando la liga venezolana de beisbol cometió aquel atropello antideportivo del cual La Güaira salió favorecido. La MUD lo hubiese hecho antes que cantasen playbol, como con nueve meses de anticipación ya avisa que en octubre le robarán los resultados.

Pero resulta que si bien Caribes salió perjudicado desde el inicio por saber que para llegar a la final debía jugar dos veces en una misma noche; también lo resultó el equipo de los turcos.

A La Guira le brindaron como una papita pelada o perita en dulce. Sólo debió esperar sus rivales se agotaran, dejaran el pellejo en el primer juego, para luego agarrar de trompo servidor a quien ganase.

Pero hay otro elemento relacionado con Chávez. Los magallaneros que a éste no ven con buenos ojos, así como todos los escuálidos le acusan de ser culpable que los ríos corran a la mar, buscan en él la responsabilidad de cada derrota de su equipo preferido.

Por eso, esos magallaneros, siguiendo la línea de la gente de la MUD, debieran ir a aquellos tribunales a una doble acusación; contra la Liga responsable del abuso, condición brutal, mercantil y antideportiva en la tarde y noche del domingo; y de paso contra Chávez, lo que les mantendría en coherencia política, porque recortó el “Aló Presidente” para ver el primer juego, que si bien el Magallanes ganó, por su culpa, la de aquél, el equipo quedó en la carraplana. Porque, en sus pareceres, inexorablemente, si el presidente sigue su programa y no hace referencia alguna al equipo de sus sueños, aunque mediase la barbaridad cometida por la Liga, lo más probable es que la nave hubiese arribado al puerto no como la nave italiana, cuyo capitán se “mareó” y “cayó en un bote salvavidas”.

Cuando Caribes y Magallanes se cansaron de jugar, lo hicieron por once interminables y sufridas entradas, quedaron hechos un “seneque”. Hasta los entrenadores de “picheo” salieron a dar la cara. Los lanzadores previstos para abrir el segundo partido, se batieron en aquella primera y agotadora jornada que se decidió más por cansancio que destreza. Uno puede afirmar que aquello fue un genocidio de lanzadores y un exprimir de atletas. Todo por cumplir un calendario que permita realizar una final y de allí a la serie del Caribe. Para decirlo sin sutileza ni remiendos, por ahorrarle unos reales a los manejadores de la Liga.

La paliza que dieron al Magallanes, 16 X 1, fue anunciada. La derrota, en la segunda tanda, de cualquiera de los dos equipos que ganase en la primera era cosa esperada. Más después de finalizado el primer juego. Aquel espectáculo de domingo en la noche, fue un verdadero fraude a Caribes, Magallanes y público todo, hasta al de La Güaira, y una mancha en la emocionante temporada de beisbol.

Menos mal que Chávez, al despedir su célebre programa dominical, refiriéndose a los esperados encuentros, dijo premonitoriamente “vamos a ver esa masacre.”

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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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