Diosdado Cabello está en lo cierto cuando dice que el candidato perdedor está en Colombia para armar una nueva arremetida proimperialista y neocolonialista en contra de su propio país. Este sujeto, no tiene, al igual que Uribe, bandera alguna. Su única bandera es la conspiración y la desestabilización en contra, repito del mismo país donde nació Bolívar. El tipo tiene características propias de un nazi, un fascista, un autócrata, déspota, apátrida, cipayo, arrastrado y pare usted de contar sobre los que venderían a su propia madre para obtener lo que quieren.
Hay venezolanos por nacimiento y por naturalización, según la Constitución Bolivariana. Algún día, cuando hayamos madurado más el amor por nuestra región latinoamericana y caribeña, podremos exigir con un referendo popular, la revocatoria a ese venezolanismo contemplado en la Carta Magna.
Al Presidente Santos le deben retumbar los oídos cuando recuerda que Chávez le pidió que no se dejaran descarrilar. Lo cierto del caso es que ya tenemos suficiente cultura y formación sociopolítica para estar claros que el presidente colombiano, como empresario capitalista al fin, ha aprovechado la coyuntura económica desde el Palacio de Nariño para aumentar sus ganancias. Tal vez, él no esperaba que el vocero estadounidense que estuvo en Colombia hace unos días, entre las "órdenes" que trajo se Washington, estaba la de "alborotar el avispero" al concederle una reunión al candidato perdedor.
Hoy el New York Times habla de una Venezuela furiosa por esta reunión obviando estratégicamente, que nosotros, en realidad le seguimos los pasos a un gobernador que anda buscando lo que ha perdido en Revolución Bolivariana. Mientras tanto, seguimos monitoreando no sólo los pasos de este conspirador sino que le tenemos el pulso tomado a Uribe, y a Pedro el Breve que también debe estar moviendo sus hilos sin incomodarse con los que los mueven a él desde la ultraderecha y la oligarquía colombo-venezolana.
Maduro ha demostrado que hijo de gato caza ratón y que sólo con la espada de Bolívar y la rabo "e'cochino" del de Sabaneta, la mayoría del pueblo venezolano, que todavía llora esa pérdida irreparable, está dispuesta a seguir construyendo y luchando por el Socialismo Bolivariano y Chavista. El Comandante Supremo, como lo decía él, gobernaba obedeciendo al pueblo. El otro es un gobernador que no gobierna pero recibe órdenes acompañadas del billete verde para minar de miseria la misma madre que lo parió: la Patria Venezolana.