Parafraseando al Secretario General de la MUD, copeyano por ideología y por trayectoria, quien dijo, según tituló El Universal de este domingo: “El chavismo sabe que esto se va a acabar”, me atrevo a devolverle en rima que él sí sabe lo que va a pasar. Como me siento aludida, ya que habló a nombre del chavismo, digo que quien conversó con el poder del Tío Sam para conspirar como nos lo señaló claramente María Corina, debe tener los pelos en la mano y las claves de ese plan macabro para destruir lo que el pueblo levantó.
Los adecos y los copeyanos de la IV República, aquellos más beligerantes, uña en el rabo (así decíamos), se acostumbraron no sólo a disparar primero y a averiguar después, sino a crear una serie de condiciones artificiales para desarticular el movimiento revolucionario y para acribillar moralmente a sus dirigentes. Ahora pretenden minar por todos los medios la fe y la confianza de todo un pueblo, al punto que un periódico tradicionalmente conservador en su línea editorial (reaccionario pero no amarillista) trae en su primera plana temeraria aseveración, que más que una noticia, es una amenaza.
Como gran cosa. Guillermito, dice que el gobierno le sigue los pasos, sabe dónde está. Bueno, si lo gringos (no los cubanos) ya nos escuchan hasta por los bombillos ahorradores según Snowden, por qué nuestro estado no va a hacer uso del derecho y el deber que tiene para proteger a la nación venezolana de uno de los dirigentes políticos que va a EEUU a coordinar agresiones contra nuestro país.
Definitivamente la oposición está haciendo uso de su carta más peligrosa, que siempre en estos 14 años ha ido precedida de una guerra psicológica como la que tiene ahora, porque sabe que en las municipales también perderá y que Henrique Capriles Radonski como líder de la MUD no tiene futuro. El copeyano se arrima al molino del exgobernador de hecho de Miranda, y ratifica con esas afirmaciones publicadas lo que tiene en la mira: una aventura militar. Guerra avisada no mata soldado.
