Es posible que las comparaciones sean odiosas, pero ante la decisión de los tribunales venezolanos de condenar al señor Leopoldo López a solamente 13 años de cárcel por instigar a la violencia el pasado año con el plan La Salida, que dejó el saldo trágico de cuarenta y tres personas asesinadas y que, sin conocer el expediente contentivo de las pruebas de su directa responsabilidad en tales hechos y que de seguro será reexaminada en instancias superiores, una vez sus abogados apelen de dicha decisión, nos ha resultado bien interesante recordar el caso del puertorriqueño Oscar López Rivera, quien no asesinó a nadie y tampoco ningún ser humano murió trágicamente por sus actividades políticas en busca de la liberación de su país, Puerto Rico y, sin embargo, fue condenado bajo la imputación de "conspiración sediciosa" en 1981, a 55 años de cárcel, sentencia esa que siete años más tarde, en 1988, le fue aumentada en 15 años, al parecer, por intento de fuga.
Lo sorprendente de todo ello es que a diferencia del caso de Leopoldo López, quien lideró con el mayor ímpetu y de manera abierta esos eventos trágicos, pues en televisión declaró ante la pregunta de los periodistas de que cuándo terminaría la protesta, dijo, sin inmutarse: "Esto termina cuando logremos sacar a quien nos está gobernando" (*) y no obstante todo ello, la prensa SIP y la de más allá, la OEA, la Unión Europea, las Ong´s, dizque defensoras de los derechos humanos financiadas por la NED, la USAID, etcétera, no han escatimado esfuerzo alguno en defenderlo y exigirle a Venezuela que lo libere, en tanto que por el líder borinqueño, condenado a tan larga pena de cárcel por luchar para romper las cadenas yanquis que mantienen sojuzgada a su Patria, ha habido sólo el mayor de los silencios, pues para él, se hace evidente, que no existen derechos humanos…
Es realmente paradójico comparar ambas sentencias, la del dirigente de Voluntad Popular de apenas trece años de prisión, por haber promovido y agitado una protesta que se transformo por espacio de más de cuatro meses (enero/mayo de 2014) en una violencia terrorífica de una magnitud tal, que nunca antes la habíamos vivido en el país, la cual no solamente provocó esas 43 muertes, sino que dejó más de un millar de heridos, en gran parte muy graves, la quema total de instituciones educativas de todos los niveles, incluyendo un kínder donde se encontraban 90 niños que de milagro lograron ser salvados, varios centros de asistencia médica, transportes públicos por cientos, plazas públicas, edificaciones de servicios públicos (electricidad y teléfonos) totalmente destrozadas y, entre otros bienes, agencias de bancos privados, y la del líder independentista de Puerto Rico, quien por el sólo hecho de querer ver a su Patria libre de ataduras e independiente, se le impone tan terrible, injustificado y muy condenable castigo de setenta años de cárcel.
Increíble, pero cierto…!!!
