La oposición venezolana asombra. Por eso le tengo tanta fe. Sus derrotas son sistemáticas. Refiero sólo las dos más recientes: la OEA y la cerveza. Polar fanfarroneó que ya no habría cerveza porque el rrrÉgimen no le da más dólares, pero pidió un préstamo de $ 35 millones para seguir produciendo el líquido. Si querías saber lo que es un papelón, ahí tienes un modelo. Miserias de la riqueza.
Tomé el título de este artículo de una película hispano-colombiana, de tema horripilante, como tantas realidades neogranadinas, que ahora nos están trasplantando. ¡Ojalá más bien nos traspasaran su maravillosa literatura!
Han tenido un triunfo, único pero doble: la guerra económica y la consiguiente victoria en la Asamblea Nacional, pero están a punto de perderlas. Creí que Los Tres Chiflados eran los tipos más baratos y chapuceros del mundo, pero hay peores. También pensé que Henry Ramos Allup era competente, por culto, inteligente y elocuente. Pero ya ves…
La oposición venezolana me ha revelado dos verdades cardinales: que la perfección es posible en el ser humano y el autojaque mate. Ha logrado numerosas derrotas perfectas, como el Referendo de 2004 y este de ahora. Debacles impecables, intachables, inmejorables. Papelones como El Picure firmando contra Maduro. Dime tú.
Thomas de Quincey escribió una obra maestra del humor negro: El asesinato considerado como una de las bellas artes. Te lo recomiendo. Estos incapaces han cometido asesinatos magistrales, que no detallaré por respeto a las víctimas.
La soberbia aconseja mal, se engolosinan con el poder y se creen omnipotentes, como el Dr. Smith de Perdidos en el espacio. Calculan que el poder es infinito en el espacio-tiempo y que porque mandan en la Asamblea Nacional también mandan en la OEA. Veintinueve presidentes pusieron sus barbas en remojo y Macri se «descobró» del Imperio por los Papeles de Panamá. Hasta el Imperio cuadró contra Almagro. Más papelones.
La jefatura gringa es disciplinada y chambona. Daría más risa si no tuviera tanto poder de destrucción. Y ardientes bolsas, que perecen bajo las bombas como en Libia.