La Fiscal General de la República causó gran impacto al declarar la ruptura del hilo constitucional ante la sentencia de la sala Constitucional que intervenía la inmunidad parlamentaria de los diputados de la Asamblea Nacional en desacato. Pocos nos esperábamos una declaración extrema de la fiscal, calificada de chavista por todos los sectores políticos. Esta sorpresiva reacción de la “camarada Luisa” trastocó la configuración política alrededor del chavismo y puso en el tapete la trillada conjura de la oposición de sacar Maduro como sea. Por el beneficio de la duda, muchos llegamos a sospechar que todo quedaría saldado después de haber retrocedido en la sentencia de la discordia ante la solicitud del consejo de defensa de la nación.
Este pronunciamiento sirvió de excusa para darle respiración “boca a boca” (oxigeno para la combustión) a una oposición que ya había agotado su cordón detonante al fracasar los dos presidentes de la AN en desacato en sus constantes y disimiles intentos de derrocar al presidente Maduro. Habían sido incapaces de capitalizar los efectos de la guerra económica así que recurrían al salvavidas de la OEA a través del cachorro del Imperio Luis Almagro y de los presidentes cipayos de México, Argentina, Perú, Colombia, entre otros no menos arrastrados, por ello nada más conveniente que una de las bases del poder moral llamara dictador a Maduro.
A pesar de todos los esfuerzos internacionales, la geopolítica latinoamericana construida por la diplomacia de Chávez y Maduro no les permitía concretar la explosión que requerían para concretar su plan intervencionista mientras la política de paz de la revolución destrozaban los planes desestabilizadores terroristas internos y externos. Entonces, aún con el beneficio de la duda, la súper fiscal enciende más el escenario acusando de violación de los DDHH al Gobierno del presidente Maduro, ya no quedaba dudas de que se deslindaba del gobierno y se aventuraba a la conspiración.
Al seguir los fracasos internacionales y el rechazo mayoritario a la violencia por la mayoría de los venezolanos, la fiscal, no le queda otra opción que dar el paso más descarado y riesgoso al asumir una posición eminentemente política, difícil de enmascarar de chavista al denunciar la ilegalidad del nombramiento de los magistrados del TSJ en diciembre, mintiendo y cometiendo errores garrafales debido a la desesperación. A su batalla se le suman como refuerzos la traición de un diputado aéreo del PSUV (impuesto por acuerdos de cúpulas) y esposo de la fiscal y de un ex militar del 4F y cercano a Chávez pero venido a menos porque ya se había declarado en contra del liderazgo del presidente Maduro pero siempre de cuidado por su ascendencia en las FANB.
Como todo lo que causa mucho impacto, cuando se hace común se va apagando, así como triste y terriblemente los primeros 40 muertos por la ola terroristas fueron más cacareados y causaron mayor impacto en la política nacional e internacional que los restantes 60 que apenas si entran en las estadísticas (como si una vida valiera más que otra), así los pronunciamientos de la fiscal están pasando de moda, más aún cuando denotan su desesperación al declararse aliada y abrazarse con quienes la acusan de tener presos políticos, que ella misma procesó y acusó públicamente como a Leopoldo López, para pedir la salida de Maduro junto a los que siempre combatió (o eso aparentaba).
A medida que el pueblo perciba el descaro de sus contradicciones y lo arrastrado de sus declaraciones, su mecha se irá mojando y recíprocamente actuará con mayor desesperación porque se le escapa su cuarto de hora de fama y “poder” y sabe el triste destino de los traidores, hundiéndose más en el fondo. Está tan grave que su destitución o enjuiciamiento le haría un favor al victimizarla.
Pero esta derecha, nacional e internacional sabe que no puede darse el lujo de que se materialice la ANC, de que se legitime, por eso debemos estar preparados para derrotar nuevas traiciones y acciones terroristas enmascaradas en el llamado a conformar un gobierno paralelo. Estamos obligados a legitimar la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente con la participación masiva del pueblo, para ello no bastan los chavistas comprometidos, la pelea de Rondón, por ahora, está en activar las fibras patrióticas de los cansados, los arrepentidos, los que dudan para que nos acompañen por la senda de la paz.