Ya vamos a dejarnos de tonterías, de chavistas buenos, humanistas, tolerantes, considerados, ingenuos, pacientes. Con esta gente que intenta dirigir la oposición al Gobierno Bolivariano no se puede ceder ni un dedito porque se agarran el brazo, las piernas, ¡todo!
Hay que militarizar el país e imponer un toque de queda. Hay que hacerle caso a Atilio Borón, y si no, ¿vamos a dejar que nos linchen? ¿Que se pierda la revolución? ¿Qué tumben a nuestro Presidente Constitucional?
No sé a ustedes pero a mí la paciencia se me agotó. Y no es gratis esta impaciencia sino gracias a la tranca de todos los días, que como dice Pérez Pirela, lo hacen cuando les da la gana. Juegan con nuestras vidas, con nuestra rutina diaria, con nuestro trabajo, nuestros objetivos de la vida, que seguramente ¡no son tumbar al Gobierno! Se ha vuelto la orden del día linchar personas, quemarlas, asesinar. Y ¿piden más seguridad? Han desatado los demonios.
¿Serán imbéciles? Tantos estudios en Harvard, Cambridge, Princeton, etc. etc. etc. ¿no les sirvió para nada?
No quisieron participar de la Constituyente porque son soberbios, se creen sobrados, los propios amos del valle como los calificara Herrera Luque. Despreciaron una oportunidad de oro, y ahora temen, gritan, lloran y patalean. ¿Tampoco irán a las elecciones de Gobernadores? Fin de mundo. No, es más correcto decir que llegó el fin de los políticos imbéciles, disociados, pichones de la nueva generación que fue preparada justo para acabar con el chavismo. Pero ya sabemos que no lo lograrán.
No así. Nunca por esta vía.
Me disculparán los lectores por el tono encendido, molesto, hasta nervioso, pero es que desde aquí, desde el confort de mi hogar, me siento impotente. Y no sirven las oraciones, ni sirvió el llamado al Santo Padre para que se apersonara, ni el llamado al Maestro Gustavo Dudamel quien prefirió dirigir en Bogotá en vez de aportar su grano de arena en Venezuela. Pero afortunadamente desistió de Colombia. Inaceptable que diera un concierto con nuestros jóvenes venezolanos de las orquestras juveniles. El presidente de Colombia se comporta como enemigo del país, maltratan a los venezolanos que se fueron para allá, le hace eco y genuflexión al loco de Estados Unidos, permite el asesinato de guerrilleros de la FARC y de sus familiares, no tiene palabra, no tiene honor, y su premio Nobel de la Paz es una payasada.
Como payasada fue la llamada eufemísticamente consulta popular del día de la Virgen Del Carmen. Como se ha demostrado por todos los lados. Y Vladimir Villegas en su programa del día lunes siguiente, dando por hecho y seguros los resultados de la “consulta” ¿llama a administrar la victoria? Definitivamente no debe darse la concesión a los nuevos propietarios de Globovisión. Sigue siendo un canal golpista disfrazado de ovejita con el cuento de que “aquí nos vemos todos”.
Ya es hora, compatriotas. No de ir a la guerra ni de enfundar las armas. PAZ. Pero sí es hora de dejarnos de contemplaciones, de dejarnos de actuar decentemente y de esta forma, de alguna manera, seguirles el juego a los desquiciados dirigentes de la oposición.
Y de los opositores de calle que se creen oligarcas y piensan que son iguales, de tú a tú, con los Machado, Mendoza, Berrizbeitia, de los que creen que también llegarán, luego que Maduro se vaya, a tener una casa en el Country, o, por lo menos en la Lagunita. Con seguridad piensan que llegarán a ser miembros del Club, y jugar golf con Maricori, con Lilian, porque ¿tranqué las calles, te acuerdas? Porque mi hijo fue un libertador y salió quemado, ¿lo recuerdas? Porque llevé a mis niños a las marchas, arriesgando sus vidas. Me lo debes. Y así ellos, los ignorantes, los de clase media que quisieran ser alta, como bien explica el Dr. Heriberto González que ha presentado Mario Silva y que ha salido varias veces en la Hojilla, quedarán en el aire, rechazados, vueltos trizas, cuando lo que aspiran no ocurra, y, en el muy supuesto negado, cuando ocurra, serán puestos de lado. Sí, los llamarán pero….a seguir sirviendo como peones en casa de ricos, a trabajar en empresas de los millonarios que ganan gracias al sudor de sus frentes, a seguir siendo menospreciados y maltratados.
Frente a la locura de los desquiciados, el Gobierno Bolivariano debe ser audaz, e inventar. Debe, pienso yo, implementar un toque de queda, un estado de excepción, y militarizar el país. Para evitar una guerra entre hermanos. Aunque sean imbéciles, ignorantes, y estén envenenados, son siempre venezolanos.
Triunfaremos, ¡no volverán!