Con políticas antipopulares se ganan elecciones. La más elemental lógica dice que debería ser al revés. Pero los hechos acaban de demostrarlo tanto en Argentina como en Venezuela. Durante un año el presidente Macri ha aplicado en la Argentina las políticas neoliberales contra las cuales se rebelaron las mayorías nacionales, que dieron paso al kirsnerismo, el cual gobernó durante doce años. Este domingo, a los argentinos los pusieron a escoger entre el neoliberalismo macrista y el populismo krisneriano, muy parecido al populismo chavista por sus nefastas consecuencias: inflación, desabastecimiento, escasez, carestía, desempleo, ruina de la economía. O sea, los pusieron a escoger entre el cáncer y el cólera, fórmula ahora de moda en los procesos electorales, tanto de Estados Unidos como de países del Tercer mundo.
¿Qué explicación hay para estos dos fenómenos electorales ocurridos en el plazo de ocho días? Un gobierno de corte neoliberal/oligarca (Macri); y el otro de corte demagógico/militar/populista (chavismo), ganan en las elecciones. Ambos gobiernos se identifican con políticas antipopulares. En Argentina, el electorado prefirió el ácido de las políticas neoliberales de Macri, antes que volver al populismo krisneriano. En Venezuela, el electorado prefirió las políticas de hambre, desabastecimiento y pobreza del chavismo, antes que brindarle otra oportunidad de retorno a la MUD, heredera de los gobiernos adeco/católico/copeyanos de la llamada Cuarta República. ¿Será porque nunca han dicho que va a ocurrir al día siguiente?
Tanto en Argentina como en Venezuela las políticas las dicta el gobierno. En el caso venezolano, las políticas económicas que durante 18 años crearon los resultados actuales de ruina y desastre que conocemos, no las decretó la MUD ni Fedecámaras ni el imperialismo ni el FMI. Esas políticas y planes económicos han sido creación del ingenio chavista, por cuanto se necesita ser un genio de las finanzas para arruinar la economía de un país petrolero. Esas políticas crearon lo que el gobierno chavista denomina "guerra económica", que le atribuye a quienes están en el empeño de procurar su caída y derrota. Que la MUD, Fedecámaras y el imperialismo estén coaligados para derrotar el chavismo, es una verdad de Perogrullo. Pero, una cosa es que estas fuerzas se aprovechen de los errores del chavismo para combatirlo, y otra muy distinta es señalarlos como los culpables del desastre económico en que se encuentra la economía del país. La devaluación de la moneda, control de cambio, subsidios populistas de todo y para todo, son ejecutorias del gobierno chavista.
Analicemos el caso de las devaluaciones sucesivas que pulverizaron el valor adquisitivo del Bs, y es una de las causas del desastre económico, el desempleo, la carestía, el desabastecimiento, la inflación, el contrabando de extracción. El Bs siempre fue más fuerte que las monedas de los países fronterizos. Con la devaluación del Bs y los subsidios, el gobierno les dijo a los contrabandistas, - "la mesa está servida, disfruten el banquete". De inmediato se vaciaron los estantes de mercados, supermercados, farmacias, agencias de repuestos. Toda mercancía que se ofrecía en el país, cruzó los cuatro puntos cardinales de las fronteras patrias. Ni hablar de la gasolina que continúa desangrando la economía sin que el gobierno le ponga freno. ¿Por qué se mantiene ese desguace económico? ¿Por qué no le pone coto? ¿Temor a qué? ¿Conveniencia de qué?
Veamos en que consiste el poder demoledor de las devaluaciones que Domingo Alberto Rangel denominó, "La moneda ladrona". Pérez Jiménez dejó la moneda en 3,40 Bs/US$. En 1961 Betancourt para desarrollar la política de sustitución de importaciones y abrirle mercados a la producción nacional, la llevó a 4,30 Bs/US$, lo cual condujo a la ruina a los productores cuya mercancía no era de demanda rígida (en esos años, por ejemplo, la papa que se consumía en el país era importada, no figuraba en la dieta del venezolano, consuetudinario consumidor de yuca, plátano, cambures verdes, ñame y ocumo) [1] Esa devaluación agudizó la crisis social y contribuyó en cierta medida a la aparición de los frentes guerrilleros. Durante 22 años (1961-1983), la referencia Bs/US$ permaneció inalterable. Como consecuencia del proyecto de Carlos Andrés Pérez de, "La Gran Venezuela", el presidente Herrera en la toma de posesión, se vio en la necesidad de decir "recibo un país hipotecado", lo cual condujo a que El Búfalo, ministro de Hacienda, anunciara la posible devaluación del Bs, lo cual provocó el rechazo del senador, Pedro Pablo Aguilar, secretario general de Copei, quien pidió la destitución inmediata del ministro. El ministro no fue destituido, la devaluación se produjo. El presidente Luis Herrera y su ministro fueron condenados al fuego eterno por lo que se conoce como el "viernes negro" (14,00 Bs/US$) que, a partir de ese momento se transformó en sucesivos "viernes negros". Lo hizo Lusinchi (28 Bs/US$); Carlos Andrés Pérez (70,00 Bs/US$); Velásquez (90,00 Bs/US$); Caldera (573,00 Bs/US$); más los seis "viernes negros" de Chávez que, de progresión aritmética pasaron a progresión geométrica con Maduro, tres a cuatro devaluaciones por año, hasta pulverizar el valor del Bs, que ahora no paga ni el costo del papel en que lo imprimen (40.000,00 Bs.F/US$ más los tres ceros 40 millones de Bs/US$). Vale la pregunta ¿Por qué la condena contra Luis Herrera y su ministro, por el "viernes negro", y el silencio y complacencia con quienes lo sucedieron e hicieron lo mismo?
Chávez, gran admirador de CAP, tomó la idea de la "Gran Venezuela" y por sugerencia de su asesor, Ceresole - inventor de la "Argentina potencia" - decretó la "Venezuela potencia" del hambre, inflación, desabastecimiento, carestía, desempleo, ruina de la economía en todos sus estadios y niveles. Ni la gallina de los huevos de oro se salvó al caer la producción de 3 millones 500 mil barriles diarios, a 1 millón 900 mil barriles de la actualidad. Otro elemento más para sumarle a la "guerra económica", creación del propio gobierno por cuanto sus enemigos políticos no devaluaron el Bs ni crearon el control de cambio ni decretaron subsidios de todo y para todo ni llevaron la producción petrolera a la cifra actual, con relación a 1998.
¿Cómo explicar que, ante la situación de hambre, pobreza y ruina económica que vive el país, el electorado vote por el chavismo? ¿Engaño? ¿Ignorancia política?
¿Masoquismo? Los andinos y los zulianos sí sabemos que pasa en el país. Aplaudimos la actitud digna de Guanipa, gobernador electo del Zulia. Condenamos la actitud servil de los gobernadores electos de Táchira y Mérida: traicionaron a su electorado.
[1] León Moraria, La Revolución Villorra. Inédito