A la derecha venezolana cada vez se le hace más cuesta arriba ganar una elección en Venezuela. Carece de lo básico: dirigentes, maquinaria y prestigio.
Son en realidad, una masa amorfa de gente e ideas, unidas por la avaricia de los de arriba y el odio de los de abajo.
Sí, a quienes están enlazados con el gobierno norteamericano los mueve la idea de cobrar comisiones millonarias por venderle el país ¿o es que existe algún ingenuo que piense que los gringos se gastan la millonada que se gastan en atacar y cercar a Venezuela, porque aman a nuestro pueblo y los impulsa su filantropía y sed de justicia?
A los otros, a la militancia, la mueve un odio que les fue sembrado con muy elaboradas técnicas de mediatización. Un odio que llega al extremo de celebrar que, como acto de protesta, un ser humano sea convertido en una hoguera.
A pesar de esto, hay que tener bien claro que a esa derecha no le interesa ni participar ni ganar elecciones.
Carmona (aquel pichón de dictador) es quizás el mejor ejemplo de lo que afirmamos.
Cuando se derrumbó su plan, lo culparon de haberse vuelto loco, cuando la realidad es que todos estaban de acuerdo con la única estrategia que les podía permitir sostenerse en el poder. Sino arrasaban con todas las instituciones, la Fiscalía el TSJ y la Asamblea Nacional lo habrían desconocido.
Al igual que en ese entonces, la oposición no puede vender el país si ganase una elección presidencial, muchas gobernaciones o todas las alcaldías. Necesitan que desaparezcan los titulares de los poderes constituidos e incluso las Fuerza Armada Bolivariana; ellos junto a un pueblo organizado les harían imposible la ejecución de su plan.
Todo lo antes expuesto evidencia que en el terreno político y democrático, el chavismo fue ocupando (legalmente) los espacios de poder, dejando a la derecha sin opciones.
El gobierno norteamericano sabe perfectamente que esa masa amorfa no tiene posibilidad alguna de acceder al poder y es entonces cuando decide tomar el control de la lucha contra el gobierno venezolano y su pueblo.
Suponemos que las comisiones ofrecidas a quienes les fue asignada la tarea de derrocar el gobierno deben haber disminuido, pues ya no son los actores principales, pero de seguro no dejan de ser importantes.
Les seguirán pagando y les mantendrán unas comisiones, porque los necesitan como "representantes de un pueblo que lucha contra la dictadura".
Es en este punto donde nos embarga la preocupación, pues el gobierno sigue llamando a un dialogo que no tiene futuro.
Estamos claros en que intenta fraccionar, aún más, a la oposición pero no entiende que las comisiones ofrecidas son muy jugosas y que los que están al servicio de los EEUU no van a renunciar a eso por el bien de la patria... la patria para ellos es el dinero.
La estrategia debe ser diferente y hasta opuesta.
Si bien en lo externo nos toca, por ahora, estar a la defensiva pues el enemigo tiene en el bloqueo y las sanciones, dos poderosas armas ante las cuales no nos queda otra opción que tratar de minimizar el impacto; en lo interno es otro cantar.
A quienes les corresponde hacer la guerra ideada y financiada por los gringos (léase bachaqueros, especuladores, contrabandistas y compradores de efectivo) si se pueden y se debe neutralizar.
No es comprensible que el gobierno siga inmutable mientras el pueblo pasa necesidades por la acción de esos agentes de la derecha y del imperio; y el país se enrumba hacia un estallido social que puede acabar con todo.
Con el control de la presidencia, el respaldo de la inmensa mayoría de gobernadores y alcaldes, con la existencia de una ANC, con un TSJ y una Fiscalía supuestos a colaborar, resulta inadmisible que exista un sólo bachaquero, un sólo especulador.
Si actuaran escondidos podría entenderse, pero lo hacen con total impunidad ante la vista gorda de las autoridades.
Eso tiene un sólo nombre: Falta de gobierno.
Ellos son el enemigo; actúan financiados por el enemigo; tienen la misión de enriquecerse a la vez que hambrean al pueblo, pero el gobierno los mira desde lejos y a lo sumo hace un operativo que no tiene sino la intención de simular que se hace algo a favor del pueblo.
En cuanto al contrabando y la compra de efectivo es ingenuo pensar que el gobierno no tenga organismos de inteligencia capaces de desmontar esas mafias.
Los dirigentes del chavismo pareciera que no tuvieran conocimiento de la historia y de los riesgos que corren.
Les puedo asegurar que si el gobierno cae, la matanza será descomunal. El Presidente, su esposa y los principales líderes del chavismo correrían la misma suerte de Husein, Gadafi y otros.
Hasta por el elemental principio de supervivencia deberían actuar.
En resumen, el gobierno debe entender que los bachaqueros, especuladores, contrabandistas y compradores de efectivo no son simples delincuentes o comerciantes; son ejecutores de una estrategia diseñada por los gringos para acabar con la Revolución Bolivariana. Son el brazo ejecutor de la política destinada a hacer colapsar la economía y al país.
Si no se va contra ellos con la instrucción de barrerlos como lo que son (basura y apátridas) esta vaina se jodió.