En primer lugar porque es un derecho que nadie me puede condicionar y siempre a pesar de todo existe una opción con sus imperfecciones, pero con sus fortalezas en pro de una Venezuela mejor. Recuerdo cuando alguien me enseñó unas fotos de aquella Caracas de techos rojos y su cerros verdes como si se trazase de una bella pintura; está magia comenzó a desaparecer después de los años 60 y ya para el año 98 su aspecto era otro, se podía ver como se había formado de manera anárquica cinturones de miseria donde la exclusión formaba parte de un lugar olvidado, que nunca existió para aquellos que hicieron de nuestra principal industria un fondo de ahorro para fomentar el crecimiento de los países más ricos como los EEUU de Norte América. Durante años le mintieron a los Venezolanos con el cuento de la mano libre de la economía y su efecto sobre los precios del petróleo que llegó a estar por debajo de los costos de producción de nuestra industria todo con la intención de decirnos que éramos pésimos administradores y era necesario entregarla a los pensantes del norte. Uno se pregunta las razones por las cuáles, pese a que muchos han dicho en este gobierno que la economía ha estado en procesos de recesión y el consumo ha bajado, el precio de la carne y pollo, entre otros, jamás ha bajado (revisen en sus mentes si esto ha sucedido alguna vez), siempre sube y sube, a pesar de que hay sustitutos que pudieran influir en su disminución; esto jamás sucedió con los precios del petróleo que a pesar de que sus sustitutos son más costosos, su precio llegó a niveles muy bajo.
Recuerdo hace 32 años cuando mi padre, vendedor de aquella empresa llamada Savoy, vendía sus productos en los barrios que están por el sector la Urbina y hasta llegaba a lo que se conoce como la bombilla, también vendía en lo que se llama la carretera vieja de Guarenas-Caracas; tenía 12 años y sentía un gran miedo entrar a estos sectores debido a que siempre atracaban a los vendedores y muchas veces lo mataban, pero esto no importaba a la clase dominante de ese entonces, quienes se hacían los ciegos ante el crecimiento de una situación que a mediano y largo plazo se haría insostenible y posiblemente incontrolable, pensaron que jamás los tocaría y su lema era “mientras se maten en su barrios, eso es problema de ellos”, pero lo que nunca aparecía en los periódicos o en los medios audiovisuales, tomó importancia, ya que mucho de ellos empezaron a ver como sus seres queridos comenzaron a padecer lo que durante más de 40 años habían padecido los sectores populares de Caracas; la muerte también los asechaba; hoy pretenden lavarse las manos y culpar a otros de esta situación, que requiere una solución compleja (muy alejada de comenzar a matar a quienes nos agraden, ya que esto no resuelve el problema)) que permita dar marcha atrás con una serie de vicios que en otro artículo abordare.
Hoy PDVSA ha comenzado con sus imperfecciones (muchas producto de quienes trabajen en ella y todavía mantienen esa cultura norteña) que todos las tenemos, a sembrar el petróleo en Venezuela y a abrir los ojos y entrar donde están las poblaciones que claman por ser tomados en cuenta. Este servidor tenía años que no veía a nuestras grandes empresas hablar de planes donde su objetivo es mejorar su presencia en las comunidades, mejorando la calidad de vida de sus integrantes, ni hablar del efecto de las misiones.
Estando en Caracas y visitando mis recordados barrios, escuche a una señora que vive en una zona de alto riesgo, decir a otra, lo que me dan son 50 millones de bolívares, ¿que hago con eso?; la otra le dijo: “Mucho mi amiga, lo que pasa es que eres inconforme; a mi cuando perdí mi casa en los gobiernos de la cuarta no me dieron nada”. Creo que este país cambió y nuestra misión es que no vuelva atrás, que tenemos la libertad de evaluar opciones a la hora de votar pero pensando en los verdaderos cambios que se han producido en nuestro país y que sería mezquino negarlo; lo que si está claro es que en este momento hay dos grandes opciones; la primera con una visión nacionalista y patriótica; la segunda los que son autores de las grandes miserias de nuestro país y los que pretenden dejar en manos de PDVSA, a los criminales que pretendieron destruirla. Ante Dios, tendrán que rendir cuenta sobre los daños que causaron y de las miles de personas que enfermas no pudieron tener la asistencia médica debida y murieron, entre ellas mi madre, fuente de lucha de este servidor y de muchos que ante esa explosión nuclear y sus efectos radiactivos, que muchos antipatriotas provocaron, decidió vencer el miedo y este diciembre votará por la opción que me asegura que estas personas jamás volverán.
Por cierto señor Julio Borges, Calderón Bertí y Toro Hardy si de regalar al país hablamos saque la cuenta de 3, 5 millones de barriles diarios que le enviamos por mas de 3 años a un país rico al precio de 8 $ el barril (trabaje 3 años en PDVSA), no para mejorar la calidad de vida de los pobres, en especial los nuestros, sino para invadir a otros países; luego los compara (incluyan esas variables que como pensadores ustedes conocen; Ej. inflación), con lo que le hemos dado a ciertos países pobres para mejorar la vida de los que menos tienen (recibiendo en muchos casos lo que los amigos del norte jamás no han brindado); una vez que saque la cuenta me llama para un programa de televisión y comenzamos el debate; lo estaré esperando rodilla en tierra y con el arma que jamás usted podrá vencer “la verdad”; Atrévase.