En uno de los programas mayameros de esta semana, cuyo moderador o presentador es una persona peruana con ciudadanía norteamericana, comprometido, según él, por conocimiento previo del mismo, en el frustrado magnicidio al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela el 4 de agosto del 2018, dice unas especulaciones sugestivas, que agradan a oídos alienados, claro, en su acostumbrado estilo de contravenciones, pero interesantes y claves para entrarle al punto del título de esta comunicación.
Este encaprichado, empecinado y obsesionado con el presidente Maduro, a quien llama "dictador y matón" en todas sus transmisiones, en el programa del lunes 4 de mayo del 2020, después de su acostumbrada introducción, que consiste en expresar, con su habla embelesada, algo suspendida en pausas que abrevia con laconismo y sobriedad deseos sin desenlaces, dice ; "bienvenido al programa, yo soy, Jaime Bayly, son las 9 de la noche aquí en mayami" para señalar su recurrencia, esa intermitencia que ya no es ocurrencia, "yo soy Jaime Bayly, todavía soy yo, no he dejado de ser, a pesar de lo difícil que es seguir siendo yo", en el programa del martes 5 de mayo, cambia algo la introducción (¿?) y dice "alguna gente me preguntan, ¿es divertido ser Jaime Bayly?, ¿te gusta ser Jayme Bayly?" se responde a sus invisibles, " no, claro que no, me encantaría divorciarme de él, no puedo, estoy condenado a coaptar con ese señor pesado y hablantín y deslenguado".
Escucharlo, me traslada a sostener que son las mismas preguntas existenciales que se hace y se está haciendo el diputado autoproclamado, de quien para aquel, es un líder como presidente interino de Venezuela. Es sorprendente el espejo, impresionante el reflejo que se da entre la expresión del esquizo a la que recurre con ansiedad el Sr Bayly con la paranoide del diputado en su máscara presidencial, creído en su espuria razón, labrada en el proceso maquínico de una derecha que se ve obligada a ser poder en el país de mayores recursos apetitosos para las fuerzas de dominio en la geopolítica mundial.
Ahora bien, El sr Guaidó y el sr Bayly, el uno como el otro y el otro como uno, no son lo que son, porque no son, esto es, tienen vida de carnaval, de máscaras, cuando se cree que es, no necesariamente es, hay que revisar que tienen puesto, aunque, en el caso del guaireño es muy fácil desmontarlo.
Él no es una mentira, lo que es, es una falsedad, no tiene intención de mentir, lo que tiene es deseo de aparentar, él da una imagen, se pone un disfraz, la de presidente, tiene una inmadurez política, se está buscando así mismo, es un camuflaje permanente, pero está, como dice Bayly cooptado a ser él, que en su caso, no llega a ser.
Ocurre que él en consecuencia no se quiere y necesita por imperativo categórico, que los demás lo quieran, por ello, qué mejor forma que ser presidente, así el protocolo para esa figura se la construya él mismo o allegados.
Así que viéndolo de esta manera, Juan Guaidó no es mentiroso, ese es un recuso que usa, pero no; el mentiroso no requiere aparentar, lo que hace Guaidó siempre es fingir, Juan Guaidó lo que es, es un falso, que como doble simulado le cae como anillo al dedo a la derecha, que lo usa y lo desecha. Y no tomará decisiones sino viene ordenado por un amo que lo ha ungido, de modo que es lo que en la historia se conoce como un Poncio Pilatos, aquel que ante decisiones a tomar hace mutis y es allí cuando la mentira es un recurso para su persona que agarra sin miramientos.
En la memoria reciente está, como sin cuidados mínimos para un político, negaba que se había reunido con el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, diputado Diosdado Cabello, los videos fueron constatativos, pruebas, evidencias de la reunión sostenida, y como si nada, el falso se mantiene dando una máscara y jamás su cara.
Creo que él haría lo mismo que hizo Gabriel (nombre que esconde uno real de una situación que narro a continuación), "lo consiguió su esposa en pleno acto de apareamiento con una mujer en su casa, se paró de la cama de inmediato y saltando, miró con furia a su mujer, quien se encontraba absorta y sin habla, y le dijo, ¿qué te pasa?, estás loca!, ¿seguro que crees que yo soy yo?, ¿ seguro que estás creyendo allí que este es tu marido?, estás maniática!!, yo no soy yo!!… y salió de su casa, para regresar luego preguntando si había pasado algo, y preguntando por qué lloraba.
La derecha funciona desde la disociación y por ello necesita de disociados, él quiere dejar de ser, pero no puede, es un él, que no deja de ser, que vive sin hacerse la pregunta de un libro de Niestsche, el "Ecce homo" , que es el latín que refiere al hombre, tal cual como es, según la cita bíblica en Juan:19:5 "Poncio Pilatos sacando a Jesús lacerado y coronado de espinas para que lo vieran los judíos, dijo este es el hombre, (con las manos lavadas ya)
Guaidó se lava las manos, no hay contrato firmado para invadir su país, así su firma lo diga, como también en un audio sus palabras se escuchen diciendo amenamente que está de acuerdo y no tiene preguntas pero si preocupaciones, es un Gabriel como el narrado aquí, es un Bayly igual, cuando este manipula la representación de las palabras y afirma en su programa del 4 de mayo lo siguiente, dice: "(…) en Venezuela unos "héroes mercenarios, unos patriotas mercenarios, dirigido por un honorable mercenario, un mercenario muy serio, hicieron una operación de liberación del pueblo venezolano, de la dictadura, pero los matones maduristas le hicieron frente a una lanchita en la que iban, una pobre lanchita, e indica, allí (señala) en esa lanchita pequeña, iban los mercenarios patriotas, creo que no podían ni moverse cuando estaba en la travesía, es una desgracia de esos matones maduristas que acabaron con unos mercenarios patriotas, que sólo iban a liberar a Venezuela de la dictadura madurista".
Notaran que es un señalamiento de las incoherencias, precisamente lo que une a la derecha son las incongruencias, lo que dice el encargado, el interino, el proclamado de Trump aquí, es, no hubo incursión y el otro día exige se le respeten los derechos humanos a los prisioneros caídos en lo que no hubo, por ello, no podrán hacer política que exige coherencia y racionalidad, además de sensibilidad, sino atajos y las expresiones más extremas de violencia.
Qué diferencia con Chávez, su tensión en una utopía realizable y liberadora, en un proyecto histórico que teje y articula, "yo no soy yo", dijo, "yo soy un pueblo", y así, desde el sentir concreto de hombres y mujeres, campesinos y pescadores, aborígenes y estudiantes, trabajadores y profesionales, construyó un imaginario y una simbología que se concreta en eso, en un pueblo que es chavista, que si es, que da al traste con los planes destructores de un Gedeón, de un juez que pensó que éramos los madianitas bíblicos, pues, se encontraron con la operación del pueblo y las fuerzas armadas y policiales unidas, con nuestro Pedro Camejo, Nuestro Negro Primero, nuestro lancero de vida.
Ahora, dejar naufragar en su "mar de leva" al autoproclamado es una opción, el derecho es un componente de la política, creo que la nada como nada no tiene proporcionalidad en la realidad, no cabe, no es, la nada puede dejarse en sus incoherencias, hace daño porque firma contratos y tiene una cuenta teledirigida, pero meterlo en una celda implica que a otro lo pondrán en el papel que le asigna el poder mas cínico conocido hoy, el imperialismo.
Ante ello, la revolución no se lava las manos y da la cara, preso o no, la discusión sigue siendo otra, no distraerse en la nada porque tenemos el todo.