Entre el Wilexis y el rastrojo: Derecha a la deriva

Como dice un adagio; "se cuenta y no se cree". Lo que pasa en Venezuela en el campo de la esfera pública, de la política, de las relaciones de fuerzas concomitantes al concepto de sociedad, es como se decía, "de espanto y brinco", es de cierto asombro con un, "se veía venir". ¿Quién iba a pensar que la política iba a ser dirimida en el sector de la derecha venezolana con la querella por un contrato?,¿en un contrato que ante lo insólito de su contenido y de quienes lo firman pasa a ser contrato "exploratorio"?, ¿un contrato supraconstitucional en nombre de la constitución?,¿Quién iba a suponer, aunque sea por asomo o suspicacia que un contrato distinto al contrato social de Rousseau, iba a marcar orientaciones y tendencias en el G4 o el sector de la derecha política venezolana?.

No obstante las señales estaban, los signos aparecían por todos lados: pues, hay que cuidar las formas, hace ya tiempo que este sector político, entregó el testigo para su destino de manera desvergonzada en el imperialismo, para que el presidente de los Estados Unidos decidiera y delegada el pragmatismo político a desarrollar por los sectores de la oposición en Venezuela, con una agenda donde punto por punto es con el visto bueno de Trump, los pasos que pueden dar, es un despropósito, pero se viene cumpliendo sin chistar, desde autoproclamar presidente interino, (bufonada que no han medido), pasando por dar la venia al cartel internacional de desvergonzados que cumplen papel de meros cónsules en el grupo de Lima, así como asumir condición de ventrílocuos políticos, al solicitar invasiones, bloqueos, persecuciones financieras, plantear xenofobias contra sus connacionales, pedir que se adueñen de los activos de la patria y un etc que da hasta pena seguir, por el chorizo de chifladuras que hacen pasar por posición política.

Ahora bien, no consigo en los clásicos de la teoría política, referentes que me permitan dar luz para ubicar la inflexión, el quiebre, el lugar donde se infringe o se tuerce en la dirección política de la derecha venezolana, lo que produjo la conjunción copulativa de política y delincuencia, esa y, que conjugó política con delincuencia rasa, es decir, cuál fue el momento en que dejó de ser difuso el límite entre el dominio de la política y la delincuencia como proyecto, habíamos advertido en muchos ensayos y artículos que la derecha venezolana tenía permanentes incoherencias e incongruencias sin llegar a afirmar esto que pareciera estar ya bien dibujado.

La conjunción no fue disyuntiva, no es que la derecha del G4 decidió entre política y delincuencia, esto es, no hubo opciones, no es que tal sector en el G4 está en la política y tiene sus límites establecidos para no caer en el dominio de la delincuencia que lo tiene este otro sector, no se denotó alternativas, esto es grave, pues, la manera como se encuentran generalmente la política y la delincuencia es en el campo de la corrupción, del peculado y otras formas que daría para otro artículo con muchos mas folios, pero aquí, además de la corrupción y el peculado, se le suma la organización del crimen, lo mercenario y el asesinato como "legitimidad" de la política.

Es una pseudo política que se hizo carnal, cuerpo como monismo-organismo, que quizás remonte, es mi hipótesis para otro trabajo, a la formación de partidos-franquicias que no tienen que ver con la formación de estados nacionales y partidos, que como acción democrática ha devenido en bazofia ideológica buscando donde asirse en un sentido del oportunismo político.

El punto es que la derecha del G4 en Venezuela, está, creo, como nunca antes, entregada sin contrato alguno a las transnacionales del crimen, por la vía del imperialismo norteamericano, sin autonomía que precise de proyecto nacional, sin capacidad política de negociar, pues son proyectos franquicias que ya cedieron como franquiciador la explotación de sus derechos, de tal modo que le queda para mantenerse como objeto comunicacional, activarse en los golpes efectistas, en las maniobras grandilocuentes que posibiliten que las redes conectivas hagan el trabajo que en las masas, los conglomerados sociales y en las multitudes no podrían con el cara a cara real.

De allí que como oficio de la realpolitik le acompañan sectores que se organizan a manera de dorso de la política, los "rastrojos" son un emblema de su alianza, porque además tienen una acción fronteriza entre Colombia y Venezuela, pero para ello solicitan las fotos, videos o firmas que requieren como todo submundo de la esfera política, para dejar constancia con la cual tener la fe del compromiso asumido, así también el contrato en rúbrica, en audio, video y correo para que no se pierda la pista de que entre delincuentes lo que hay es la expresión siempre del atajo y de la zaga, por eso la DEA deja en su mensajero "El Wilexis" el papel de señuelo.

Así entonces, "se cuenta y no se cree". La deriva de la derecha en Venezuela está entre los rastrojos y el Wilexis, con un autoproclamado que desea estar preso y el gobierno que no se lo permite y lo deja humillado y arrestado en su desasosiego de ser un presidente fabulado.



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Jesús Alejandro Marcano Fernández

Profesor titular de la Universidad Bolivariana de Venezuela UBV. Doctor en Educación en Uiversidad Pedagógica Experimental Libertador.

 marcanofernandez@gmail.com

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