El serio pronóstico opositor del 10 de enero de 2025

El gobierno, de acuerdo con él humor augural de la oposición venezolana, cae ahora, el 10 de enero. Lo dicen los signos del cielo y de la tierra, como siempre ha pronosticado el futuro del mundo la historia y prehistoria de los pueblos, tiempos inmemoriales ha.

En un principio fue la oscuridad y el caos; luego advino la luz y la voluntad planeadora; después surgió la vida, inconcebible expresión bondadosa de los dioses. Y por ese entonces planeaban muchas águilas y zamuros entre los primigenios cielos. El hombre entonces cazaba y se refugiaba entre cuevas contra el frío y las temibles fieras. El porvenir, en fin, después del cotidiano presente de lucha y supervivencia, era materia de fuerzas oscuras o luminosas de la tierra, cosa de miedo y misterio, lenguaje de dioses vernáculos o extraterrestres que debía ser decodificado.

Así los griegos destripaban aves y leían lo por venir en sus vísceras, y no entraban en batalla si no había el debido augurio; los romanos tenían para sí que, si un águila volaba en determinada dirección en el cielo, se recibía un mensaje prometedor de los dioses; más atrás, en los albores de los tiempos civilizatorios, la negra sangre de los sacrificios se estatuía en una firme garantía de victoria. Ya más acá, muy próximos a la era de la razón, resonante es la historia de Agamenón sacrificando a su hija Ifigenia para ganar la guerra de Troya, hecho que se logró a costa del dolor de su mujer, la reina Clitemnestra.

Siete mil años después de la primera civilización humana conocida, inventada la escritura, conquistado el método de la razón y de la historia como garantía de la memoria humana, inventada la imprenta,  perfeccionado el método científico, iniciada la revolución industrial y llegados a la era informática y cuántica, en un lugar sagrado de Suramérica (Venezuela), la oposición política proclama que nada de lo avanzado mencionado anteriormente en pro de la madurez humana impide la magia de la ilusión humana de cara al porvenir.

De tal modo que para sus estándares los pronósticos de un brujo en Haití respecto de la caída del presidente de Venezuela, por ejemplo, revisten serios presagios para la ciencia política, la cual debe, sin cortapisas asumirlos como ciertos; o el paralelismo mágico de la caída de Bashar Al Assad en Siria, allá en Asia, que apunta de alguna manera desconocida a que ha de haber también una caída en Venezuela; o el acto de nombrar a un presidente paralelo y virtual como conjuro contra  la realidad,  de manera que, de modo consolador, la ficción resulte más real que lo tangible físico; o la gestión aún no desarrollada por un presidente de una país enemigo por allá en el norte de América, presunto garante y apoyador de verdaderas democracias.

De la oposición política venezolana sorprende, en verdad, que no haya acudido en marcha a realizar hecatombes en lugares públicos como plazas o estadios para pedir a los dioses la caída de Nicolas Maduro o de cualquier otro representante de un gobierno indudablemente popular, mostrando con ello un serio desprecio por la evolución humana y al mismo tiempo ejercitando una inteligencia que bebe agua de los pozos mágicos y primigenios de la prehistoria humana.

 


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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental. Animal Político https://zoopolitico.blogspot.com/

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