Para los contrarrevolucionarios este año no ha sido muy bueno, llegando el carnaval se les cayeron las máscaras porque es innegable toda la corrupción reconocida, ya el Gobierno tiene años denunciadola, bastó y sobró que Trump lo entiendera y verificara de los altos niveles de pillaje y corrupción de esa seudo dirigencia opositora.
Más de dos décadas robando a manos llenas, manipulando al país de una supuesta dictadura, de fraudes electorales, desapariciones, violación de derechos humanos, presos políticos, inflación inducida, Guerra Económica, todo eso y más hemos tenido que sufrir los venezolanos de a pie.
Lo del 28 de Julio era toda una trama conspirativa, sabotear el sistema informático electoral y presentar al país actas chimbas, entrar en desacato con la máxima autoridad del país como la sala electoral del TSJ donde el supuesto perdedor fué y llevó las pruebas de su derrota ¡El mundo al revés!.
Hay que ser ingenuos para no darse cuenta que lo primero que hace un político fraudulento es ocultar su delito, pero Maduro llevó todas las pruebas mientras los otros pura excusas sin sentido. Eso los llevó a la debacle al no presentarlas, quien que se cree un seguro ganador presenta las evidencias, pero no lo hicieron ni lo harán.
Así son, y ahora de cara a nuevas elecciones qué van argumentar, les espera una enorme derrota por la movilización chavista y la gran abstención, no por llamados desesperados de los fascistas, sino la profunda decepción de esos millones de votantes que de un 100% de esos electores debe estar reducido a más del 50%.
Estos procesos electorales, incluyendo la Reforma Constitucional que deje el CNE para diciembre va a demostrar quién decía la verdad.
