El movimiento estudiantil está en la calle y eso es una buena señal. La juventud venezolana, independientemente de las posiciones ideológicas que existen en su seno, ha asumido un rol protagónico que debe alegrarnos a todos. Ello es indicativo de que la sociedad está en pleno ejercicio de la democracia participativa y protagónica plasmada en la constitución de 1999.
La transmisión en cadena nacional del debate entre líderes estudiantiles generó gran expectativa en la población, que quería presenciar la confrontación de ideas entre representantes de las nuevas generaciones. Esta expectativa se vino al suelo con la insólita decisión de retirarse del parlamento, adoptada por los universitarios opositores, con el lamentable argumento de que ellos iban a exponer su punto de vista sin estar obligados a dar una discusión con otros muchachos, tan jóvenes como ellos y tan deseosos de expresarse, pero que a diferencia del grupo que se batió en retirada sí tenían, y siguen teniendo, el intenso deseo de intercambiar puntos de vista con quienes piensan distinto.
Lo ocurrido la semana pasada en la Asamblea Nacional dejó en el ambiente serias dudas con respecto a la solidez de un liderazgo estudiantil opositor que le rehuyó a una confrontación de ideas frente al país, y en cadena nacional, como nunca antes se había hecho en Venezuela y tal vez en el mundo. En nuestros tiempos de dirigente estudiantil de educación media y universitaria nunca hubo la más mínima posibilidad de que el viejo Congreso en pleno abriera un espacio en su agenda para escuchar al movimiento estudiantil, y en general cada manifestación que osaba salir de liceos o universidades tenía encima la amenaza de la represión, aunque estuviese permisada. Se cuentan por centenares los estudiantes asesinados por la policía en la época en que eran gobierno AD y COPEI, y siempre estuvo entre las exigencias de los estudiantes el reclamo por una cobertura periodìstica responsable. “Exigimos a la prensa que diga la verdad”, fue una consigna que se hizo famosa en nuestras universidades en los años ochenta.
Ahora el liderazgo opositor, comandado, como ha ocurrido en estos últimos años, por algunos directivos de medios de comunicación privados, quieren hacer ver ante el mundo que en Venezuela existe una dictadura, y que se atenta contra la libertad de expresión porque el Estado, en uso de sus atribuciones, decide no renovar una concesión televisiva. Y esa supuesta dictadura permite que el sector opositor del movimiento estudiantil sea recibido por el Poder Judicial y por la Fiscalía General, y de paso facilita la transmisión en cadena nacional de un debate en el cual había la plena y total libertad de manifestar hasta las opiniones más radicales contra el gobierno.
Si los estudiantes se retiraron por su propia cuenta, o si fueron obligados por un guión preestablecido, allá ellos. Pero creo que la franja de venezolanos que se oponen a la revolución bolivariana se quedó con las ganas de escucharlos y de medir su capacidad de argumentación frente a los estudiantes que respaldan al presidente Hugo Chávez. Es más, creo que desperdiciaron una oportunidad de oro, no sólo para decir sus verdades sino para demostrar si son o no diferentes del fracasado liderazgo opositor que seguramente estuvo tras la decisión de no dar la pelea en el ambiente parlamentario. Y de paso, dejaron el camino abierto para que el estudiantado bolivariano demostrara que sí tiene con qué. Botaron la bola.Les pasó como a Chacumbele.
Sanoja Hernández. Nuestra palabra de condolencia a los familiares del profesor Jesús Sanoja Hernández, militante del PCV durante largos años y figura estelar de la literatura, de la docencia y del periodismo venezolano, quien falleció el pasado viernes.
Jorge Abreu. Tambièn mi palabra solidaria para el amigo y compañero de VTV, Jorge Abreu, por el fallecimiento de su hermano.
