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El chavismo sin Chávez busca candidato

El chavismo sin Chávez ya está en búsqueda de su candidato y para ello prepara todas sus baterías encubiertas dentro de lo que el pueblo ha llamado la derecha endógena. Es imposible que habiendo dejado que estos sectores se enriquecieran a costa de sus posiciones gubernamentales tanto nacionales, regionales o locales, ahora no vengan buscando estabilizarse en sus posiciones de poder para proteger y defender sus intereses. Ya lo comenzaron a hacer en estos tres meses de campaña electoral para el referéndum de la Reforma a la Constitución propuesta por nuestro Presidente, cuando no apretaron el acelerador para que su aprobación fuera irreversible.

Y para ello se encargarán de hacer todo lo que esté a su alcance para garantizar que en los cinco años próximos no haya duda de que es necesario escoger otro candidato del chavismo, como si fuera posible que esta corriente política que encarna la visión estratégica de Hugo Chávez Frías, pudiera existir sin su presencia física y política activa. Sin la estrecha relación que se ha construido entre el pueblo y su liderazgo.

Los hombres cuyas visiones marcan y expresan incluso épocas históricas, propiciadores de fenómenos telúricos que muchos ya quisieran evitar, no pueden ser sustituidos ni aunque lo deseáramos ó ellos mismos lo quisieran. El pueblo lo intuye pero también duda. El adversario sabe que muchos de quienes apoyan a Chávez, de los cuales algunos votaron NO en este referéndum, oscilan por un lado, entre la visión local e individual de reafirmar sus pequeños intereses y por otro, la visión nacional y de clase que le da la perspectiva global en donde se unen su sentimiento y su intuición de que el futuro sólo es seguro si se logra liberar a las grandes mayorías oprimidas de su enajenación espiritual y explotación económica.

Cuando el pueblo reconoce en Chávez su liderazgo es porque se sitúa en esta última perspectiva. Y es esta visión la que por ejemplo ha sostenido a Cuba durante los últimos cincuenta años, frente al acoso y el bloqueo del gobierno de los EEUU, un sistema que ha universalizado la enseñanza, la salud y el deporte, por no decir la ciencia y la tecnología. Que ha hecho de su política exterior una práctica de solidaridad a toda prueba. Y la que permite que los pueblos de América Latina hoy vuelvan a buscarse para como decía Martí “conocerse mejor antes que el gigante de las siete leguas” venga a apoderarse de nuestras tierras.

Ocurrirá, entonces, que mientras quienes quieren recoger la cosecha del camino abierto por el tractor Chávez, lo estarán ensalzando hasta la saciedad por el carácter democrático mostrado el 2 de diciembre, pero por otro lado, se encargaran de impedir que “ese” carácter democrático se exprese en la participación protagónica del pueblo que le otorga la Constitución de 1999 en todas las instancias de poder que ellos detentan. Esa es la contradicción que la derecha endógena, que es lo mismo que el chavismo sin Chávez, irá desarrollando en el transcurso de todos estos años venideros, por supuesto en alianzas subterfugias con los sectores de la oposición que ahora dicen llamarse democráticos.

Como siempre la idea es “Revolución pero no tanto”. “Cambiemos todo para que nada cambie”. Lo importante es salir de Chávez y construir discursos huecos, llenos de palabras altisonantes. Impedir a toda costa la construcción del Poder Popular con Reforma o sin Reforma. Adormecer de nuevo al pueblo para que la venda vuelva a sus ojos, sigan esperando todo “desde arriba” y no se apropien de sus propios destinos. Que el pueblo vea por televisión, en inversiones multimillonarias de publicidad, los logros de esta revolución pero no sientan que son ellos quienes la están construyendo. La idea es separar a Chávez del pueblo y al pueblo de Chávez.

El peligro que se cierne en estos momentos históricos y lo que está en juego en el planeta es la unipolaridad del poder en un solo gobierno: el de Estados Unidos de Norteamérica o la multipolaridad que significa el permitir que las diferentes naciones se fortalezcan en la integración real de sus poblaciones y territorios. Hugo Chávez Frías, con todos sus defectos y errores, es el único que reúne las cualidades para lograr esto último. De allí que todos los Miquilena, Badueles, Dieterich, Marisabeles, se hayan prestado, deshonrosamente, igualmente que los actuales lo harán, primero a ensalzarlo como “líder” para luego defenestrarlo. La mieles del poder de la cuarta que todavía está vivito y coleando lo garantizan. Las críticas no son reales, son vulgarmente oportunistas. Porque son ellos mismos, los chavistas sin Chávez los que realmente persiguen a quienes critican con honestidad desde adentro del proceso.

Ya la derecha, apoyada y financiada por el Imperio, logró la derrota del SI en el referéndum, minimizar la participación de Chávez en la mediación en el canje humanitario en Colombia y que Argentina a última hora se prestara para ello. Ahora el chavismo sin Chávez se prepara silenciosamente para quitarle la alfombra a quien lanzó a correr la Revolución Bolivariana no sólo por toda nuestra patria sino por los cinco continentes. ¿El pueblo lo permitirán?

clarac8@cantv.net


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Carmen Cecilia Lara

Profesora de comunicación social de la UBV

 sathya954@yahoo.com

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