A Rafael Hernández Bolívar

Petkoff, CIA y Psiquiatría

Una globalizada sociedad “terapéutica” reemplaza con poco éxito a la clásica sociedad represiva, ambas encadenadas por las esposas del discurso de la “normalidad”. Veamos cómo Teodoro Petkoff se vuelve psiquiatra para descalificar a Chávez y utiliza –muy mal- el lenguaje en su editorial del 27 de octubre 2008 en el diario “TAL CUAL”.

“A Chávez le tiene que estar pasando algo. Su actuación en la campaña no es normal.”

Entonces, según Petkoff, a Chávez no le pasaba nada (tranquiliza saberlo) hasta el momento en que nuestro psiquiatra aficionado le detecta una “anormalidad”. Pero, siendo el término “normal” un concepto subjetivo en la moral y objetivo en la estadística, ¿de qué tipo es la “anormalidad” de Chávez, según Petkoff? Nunca lo sabremos con exactitud.

“Al principio pensamos que su estrategia era la de crispación del clima político, la del recrudecimiento de la polarización y de allí la brutalidad del lenguaje, la desmesura en el insulto y en la mentira.”

Para Petkoff crispación, polarización, brutalidad, desmesura, insulto y mentira son “normales” cuando corresponden a una estrategia electoral. Además, según escribe, puede existir “mesura” en el insulto y la mentira.

“Pero a estas alturas del juego es imposible seguir pensando que tras su conducta puede haber algún cálculo político o alguna lógica racional.”

La culebra de Petkoff se muerde la cola para cerrar el círculo: si no hay “cálculo político” no hay lógica racional. Actuar sin cálculo político es irracional, y como Chávez actúa espontáneamente, es irracional y su irracionalidad es una anormalidad.

“Este hombre está seriamente desequilibrado y ya ni siquiera se da cuenta de lo que dice”.

Pero el Dr. Petkoff, en su absoluto equilibrio de nevera con motor quemado, si se da cuenta de lo que dice Chávez, y nos lo va a explicar en su diagnóstico:

“Pareciera padecer de una seria patología conocida como disonancia cognoscitiva. La realidad va por un lado y él por otro.”

El capitalismo, el mercado financiero, la oposición venezolana, las vacas de Rosales y Petkoff, van todos por un mismo lado, el lado del cálculo racional, y el que va por otro lado demuestra su irracionalidad.

EL CALCULO POLÍTICO DE PETKOFF

Y así llegamos al grano, a la razón de ser del editorial y de todos los realistas: “los reales”, los cobres, el dinero. Los periodistas subsidiados deben cumplir su tarea de promover el caso del maletín, aúllan en coro mediático sobre el juicio de Miami en el cual los gringos buscan involucrar a Chávez, para ilegalizarlo, para justificar la agresión y la intervención.

“CARNE VENDUTA”

Petkoff ha corrido demasiado para ignorar lo que esa farsa esconde, pero su “racionalidad del cálculo político” es el beneficio personal, la política real o “real politik” del poder que da dinero y del dinero que da poder. Ahora debe ir hasta el final, abandonar cualquier escrúpulo de honestidad intelectual y mínima decencia, y cantar su estrofa en el coro de la muerte.

“El hombre que ha presidido el gobierno más corrupto de nuestra historia, cuya radiografía ha sido hecha en el juicio de la maleta de Antonini…”

Que este es el gobierno más corrupto de nuestra historia, es algo ni dicho ni probado ni demostrado jamás. Petkoff lo sabe pero no le importa, porque su tarea es certificar, sancionar, refrendar, legitimar las acusaciones de unos delatores maniobrados por el FBI, y miente para reforzar la mentira de esa agencia gringa, capaz de falsificar una carta y enviársela al Presidente de los venezolanos, a quien Petkoff no le perdona que cuando él se sabía las respuestas le hayan cambiado las preguntas.

El “juicio de la maleta” no ha probado absolutamente nada, salvo la bajeza de los “talentos” que se alquilan por más de lo que valen a quienes les pagan para que sean menos de lo que son.

EL LENGUAJE PSIQUIÁTRICO DEL PODER

Ha dejado de estar de moda el lenguaje psiquiátrico para descalificar a los revolucionarios, y poco queda de lo novedoso y radical del psicoanálisis en sus principios. Aunque recuerda a los psiquiatras soviéticos que mandaban disidentes al manicomio, el editorial de Petkoff es una mala caricatura. Pero los verdaderos psiquiatras no son mucho mejores aunque sólo violen un alma a la vez, mientras Petkoff ayuda a los gringos que intentan violar a Venezuela.

ALMAS GEMELAS

Teodoro Petkoff reemplaza a Edmundo Chirinos en el catálogo de restos descompuestos de la vieja izquierda. Los dos vanidosos cascarrabias fueron candidatos fracasados a la Presidencia de la República, los dos tienen sangre de estudiante en las manos, los dos vieron su fementida historia desmentida por la juventud de la vida. La única diferencia es que la consulta de Petkoff aun no ha terminado.

rotheeduardo@hotmail.com


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Eduardo Rothe


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