A los opositores -en Venezuela- los une el odio y los separa el rencor (odian a Chávez y se desprecian -y acuchillan- entre ellos mismos). Por eso, ante el desmadre que los ronda, desunidos como están, tras el pleito a uña y navaja, sin embargo, los opositores han descubierto que el odio es una rencorosa manera de autocastigo o desagravio (?). Algunos dicen a soto voce que luego de la pelea -en plena agonía puntofijista- intentarán un exorcismo, un entendimiento negociado (¡el autoengaño es libre!).
Ahora pregonan que en la gallera de los Salas Rômer, en Valencia, no hubo trifulca ni agresión ni violencia ni despellejamiento entre co-militantes, sino un simple entrenamiento de su "equipo de lucha libre y boxeo electoral".
¡Han llegado al colmo de afirmar que los heridos no son heridos y que el "ensayo bélico" no fue vulgar riña callejera! Aseguran que los uñetazos navájicos sirvieron para inaugurar el aparato de choque denominado "Carascortadas" (les enfurece que los apoden carapálidas o manitas blancas).
Es más: Juran que las heridas fueron simples rasguños, no producto de tarascADas y uñetazos, sino resultADo de la "euforia y alegría" que les produjo la inusitADa presencia de ADiestrADos Adinosaurios foráneos (entiéndase ADecos en proceso de extinción). Y por cada adeco que se extingue un copeyano se blanquea, o viceversa, ¿o no fue el bipartidismo puntofijista el mimetismo recíproco de la complicidad blanquiverde?
Pero, claro, el odio y rencor es para la oposición una costumbre tradicional, ¿o quién olvida el pasado inmediato cuando desgobernaron a Venezuela y no tuvieron empacho ni escrúpulos para "quebrar, homicidiar o autosuicidar" a quienes les adversaran? ¿Cuántos venezolanos fueron asesinados durante la era "guanábana" verdiblanca? ¿O acaso no acumula el prontuario criminal adecopéyico la cifra más grande de asesinatos políticos que la oscuridad engañosa de la apodada democracia representativa supo ocultar? Ah, y las trifulcas en el palacio legislativo (antiguo Congreso Nacional) parecían las peleas de cowboys en los saloons del Oeste gringo, comunes en los westerns gringos o vaqueras.
Lo peor es que, ahora, los opositores se desafían a duelo (no con revólveres colts 45 sino a uña limpia). Y ni conversando se entienden. El pánico de la derrota los ha vuelto lerdos, cínicos, peligrosos. Y como el odio y el miedo pulverizan, sabiéndose débiles y sin masa, sólos y encapillados, quieren vengarse de Chávez (¡la verdad es que no soportan al pueblo que lo apoya!).
Eso los enloquece: el respaldo popular que aúpa a Chávez. En lo único en que están de acuerdo es en atacar y acabar con las misiones. Dicen que sin las misiones Chávez se hunde, que el error de la oposición -desde 1998- ha sido atacar a Chávez en vez de acabar (o impedir) las misiones. Que el pueblo es pedigûeño y Chávez muy dadivoso. Que los medios de comunicación han fracasado pues hasta las telenovelas han perdido calidad...!!!
Por eso hay que cuidarse, camaradas. Porque el estado de desesperación de los opositores es tan grande que a la hora de la venganza pueden superar a sus entrenadores, los paracoterroristas que la misma oposición ha traído a Venezuela para incendiar la patria revolucionaria. Y mosca con los delitos comunes: son una maniobra paraca, como el sicariato y los "inexplicables" incendios y ciertos motines callejeros llamados "disturbios estudiantiles". ¿O qué fue lo que -a través de una narcoentrevista por RCN de Colombia- anunció un tal Comandante Murachí? Murachí es el nombre de un cacique merideño y por "casualidad" después de la entrevista de RCN ¡se desató en el país una escalada violenta que comenzó en Mérida. ¿Soy paranoico o es muy casual tanta coincidencia?
Así que, alerta: No olvidemos que éste es un año electoral, que el narcoenemigo actúa en la sombra y su empeño es destruir la Revolución. Y como los narcoparacos acechan, ojo pelao. Pues un Pueblo avisao no teme, vigila...
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