El odio patológico que la oposición le ha tenido al Presidente de
Venezuela se les ha revertido con una saña que la historia del mundo
no conocía. El odio obsesivo y enfermiso de los opositores se les vino
encima como una montaña de estiércol que ahora los aplasta con su
propia plasta... Ahora se desprecian, se agreden y acuchillan como
esos maleantes que de pronto descubren que los viejos caudillos
clánicos les arrebatan el botín. Eso los vuelve peligrosos, porque
ahora saben que el desmadre es inevitable. El odio ciego contra Chávez
los ha conducido a la derrota. Desunidos como están, tras el pleito a
uña y navaja, entienden que el fin está cerca (a seis meses del
sufragio septembrino). Y si el odio entre ellos les incrementa la
agresividad, más les crece la ambición insaciable. La desesperación
que impera entre los opositores elimina cualquier intento de pacto o
entendimiento racional.
Al puntofijismo le sobreviene entonces un epílogo digno de su propia
bajeza. Los más optimistas o desquiciados intentarán un exorcismo,
pero la momia del puntofijismo se ha vuelto tuche.
Lo que pasó en la gallera de los Salas Rômer en Valencia resquebrajó
cualquier esperanza. Y si violenta trifulca no llegó a homicidio, no
obstante terminó en "autosuicidio". El despellejamiento entre
co-militantes de la oposición es irreversible, porque la mesa de la
unidad se convirtió en lucha libre y boxeo electoral. Sin embargo, lo
más cínicos juran que el reparto de cachetadas y uñetazos es sólo un
"ensayo bélico". Aseguran que los uñetazos navájicos sirvieron para
inaugurar el aparato de choque denominado "Carascortadas" (les
enfurece que los apoden carapálidas o manitas blancas). Y por cada
adeco que se extingue un copeyano se blanquea, y viceversa, ¿o no fue
la complicidad mutua del bipartidismo lo que le garantizó al dúo
puntofijista la impune complicidad blanquiverde?
Y como el odio a Chávez les retorció la psiquis, en su pugna por las
nominaciones los "aspirantes" opositores desatarán entre ellos la
agresividad visceral que caracterizó a los gobiernos puntofijistas a
la hora de "quebrar, homicidiar o autosuicidar" a quienes les
adversaran. ¿Cuántos venezolanos fueron asesinados durante la era
"guanábana" verdiblanca? ¿O acaso no acumula el prontuario criminal
adecopéyico la cifra más grande de asesinatos políticos que la
oscuridad engañosa de la apodada democracia representativa supo
ocultar? Ah, y las trifulcas en el palacio legislativo (antiguo
Congreso Nacional) parecían peleas de cowboys y pistoleros en los
westerns o vaqueras yanquis.
Lo peor es que ahora los opositores se despellejan y asesinan
curricularmente. El pánico de la derrota los ha vuelto lerdos,
cínicos, peligrosos. Sabiéndose débiles, sin masa, se han tornado
sumamente peligrosos. La verdad es que no soportan al pueblo que apoya
a Chávez: Los enloquece el respaldo popular que aúpa al Presidente y,
para impedir el triunfo de la Revolución, son capaces de cualquier
exabrupto.
Por eso hay que cuidarse, camaradas. Porque el estado de desesperación
de los opositores es tan grande que a la hora de la venganza sacarán a
la calle a los paracoterroristas que la oposición ha traído a
Venezuela para incendiar la patria revolucionaria. Y mosca con los
delitos comunes: son una maniobra paraca, como el sicariato, los
"inexplicables" y continuos incendios y ciertos motines callejeros
llamados "disturbios estudiantiles".
Así que, alerta: No olvidemos que éste es un año electoral, que el
narcoenemigo actúa en la sombra y su empeño es destruir la Revolución.
Y como los narcoparacos acechan, ojo pelao. Pues un Pueblo avisao no
teme, vigila...
amablefernandezs@gmail.com