Sin ahorro no hay revolución. Sin ahorro como sostén para la estabilidad y el desarrollo económico y social, ningún sistema económico, ni socialistas, ni capitalista, comunal, puede funcionar, es necesario priorizarlo en la formulación de un nuevo modelo económico para Venezuela. El ahorro lo considero la base sobre la cual se cual se construirá la superestructura social. Se habla mucho de China y su desarrollo, pero China es el país que más ahorra en el mundo. Ese es el modelo.
El ahorro, como pilar fundamental de la estabilidad y el desarrollo económico y social, trasciende las ideologías y los sistemas políticos. Su importancia radica en su capacidad para generar reservas que permitan afrontar situaciones adversas, financiar inversiones productivas y promover el crecimiento sostenible. En el contexto venezolano actual, marcado por la volatilidad económica y la incertidumbre, el ahorro se erige como una herramienta indispensable para construir un futuro más próspero y equitativo.
Independientemente del modelo económico que se adopte, ya sea socialista, capitalista o comunal, el ahorro se convierte en un requisito sine qua non para su funcionamiento exitoso. Sin una cultura de ahorro arraigada en la sociedad, ningún sistema podrá garantizar la estabilidad financiera, la inversión en infraestructura y la protección social de sus ciudadanos.
En este sentido, resulta imperativo priorizar el ahorro en la formulación de un nuevo modelo económico para Venezuela. Esto implica diseñar políticas públicas que fomenten el ahorro en todos los estratos sociales, desde la educación financiera en las escuelas hasta la creación de incentivos fiscales para el ahorro a largo plazo.
Asimismo, se podría considerar la incorporación del ahorro como un derecho fundamental en la reforma constitucional. Esto sentaría las bases para una sociedad en la que el ahorro sea valorado y protegido, y en la que todos los ciudadanos tengan acceso a herramientas financieras que les permitan construir un futuro más seguro.
El ahorro, en su esencia, representa la capacidad de postergar el consumo presente en aras de un bienestar futuro. Al cultivar esta virtud, tanto a nivel individual como colectivo, se sientan las bases para una sociedad más resiliente, próspera y justa.
En última instancia, el ahorro puede concebirse como la base sobre la cual se erige la superestructura social. Una sociedad que valora el ahorro es una sociedad que invierte en su futuro, que protege a sus ciudadanos y que construye un legado de prosperidad para las generaciones venideras.
Todos deben ahorrar en el país, las personas, las familias, las empresas, las comunidades, el estado, ya que la suma de todos permitirá a Venezuela trascender y avanzar con menos riesgos por el camino del progreso y bienestar para todos.
La consigna del nuevo sistema económico que se quiere, pudiera ser: “De una Venezuela consumista a una Venezuela ahorrista”.