El asunto es más o menos así. Usted tiene una tarjeta de debito donde le depositan su sueldo. Un día el banco le da una tarjeta de crédito porque “usted se lo merece”. Por diversos motivos, cuando usted se da cuenta, tiene tremendo “mono”. Trata de hacer memoria en qué fue que gastó y siente un poco de culpa: “¿en qué carrizo estaba pensando yo? Bueno, a lo hecho pecho, hay que pagar. Debo sacar la cuenta ahora sí. Tanto para el condominio, tanto para el cole de los muchachos, tanto para el transporte, tanto para la luz, para el gas, para el cable, para teléfono fijo y el celular…y tanto para la comida. Uy. Me quedó poquito para la comida”.
Ese es el cuento. El país decidió honrar sus compromisos de la tarjeta de crédito, o mejor dicho decidió transferir la renta petrolera al capitalismo trasnacional porque si no, entraríamos en el vergonzoso “default”. La banca internacional, presionó de todas las formas que conoce: “paga lo que te presté…paga o le diré a todos que eres un mala paga”. Y en capitalismo un país que entre en “default”, un país maula es un criminal peligrosísimo, un enemigo público mundial, que no merece crédito, se le ocupan sus bienes en el exterior, nadie comercia con él, entra en aislamiento.
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