Llega a Nueva Esparta el general en jefe Carlos Mata Figueroa, designado candidato a la gobernación del estado por las entidades que se agrupan en el Gran Polo Patriótico, movimiento cuyo líder y candidato a la reelección presidencial es Hugo Rafael Chávez Frías.
La designación a dedo, sin ser idónea, tiene justificación ante la dificultad de lograr un consenso regional sin confrontaciones prolongadas y estériles.
Debemos enfatizar que el candidato Mata Figueroa será el máximo jefe de esta campaña electoral cuyo eje lo constituye el Gran Polo Patriótico y los partidos o entidades que lo conforman. Entre ellos, como es lógico, el PSUV jugará un rol importante, pero no será manager, novio de la madrina y dueño de la pelota. Existen otros que aportarán votos complementarios e indispensables para que los revolucionarios marginados, independientes progresistas y la clase media nacionalista se incorporen al combo bolivariano y socialista.
El poder de convocatoria de Carlos Mata Figueroa se extenderá a todos los residentes insulares, nativos y navegaos, que entienden a cabalidad que se requiere un gobernador del mismo equipo para que el Presidente Chávez le dedique proyectos, financiamiento y apoyo incondicional a Nueva Esparta.
Hasta las piedras del camino saben perfectamente que todo lo aportado por el Gobierno Nacional a los proyectos insulares era agua para el molino de Morel Rodríguez, experto en pagarse y quedarse con el vuelto.
Ante los ojos de los residentes neoespartanos se extiende el más desolador de los paisajes, con unas islas cundidas de delincuentes, de cuello blanco o del hampa común, que cobran peaje por cada actividad que se realiza en esta región.
El capo de todos los capos es el mismo politiquero adeco que ha ejercido la hegemonía del poder durante más de 30 años, sin compartirlo con nadie. Se trata de un personaje bastante peculiar pues muestra miedo escénico o flojera para hablar en público o por radio y televisión. No asiste a los actos oficiales, ni siquiera a los del protocolo vinculado a las celebraciones bicentenarias y hasta en la fiestas de la Virgen del Valle se mantiene escondido en su bunker particular, donde se entretiene criando gallos de riña y recibiendo conmilitones de confianza.
En 30 años de hegemonía adeca Nueva Esparta no ha visto un solo proyecto oficial capaz de entusiasmar a los residentes. Ni siquiera hay una basílica adecuada para la Virgen del Valle, cuyas fiestas se engalanan gracias a la presencia de la Armada Bolivariana, de la cual es santa patrona.
Los grandes hoteles particulares se vinieron a menos y lucimos un espectáculo de edificios ruinosos, a medio construir o abandonados, en medio de una de las Antillas más bellas del Caribe.
Morel Rodríguez se empeña en repartir bolsas de comida y pagar listas de medicinas, en vez de procurar soluciones permanentes y no circunstanciales. Es la política de la bolsa o el voto.
Sabemos que Carlos Mata Figueroa hará mucho más que eso. Ya lo veremos adjudicando viviendas, escuelas e instalaciones de trabajo. Estamos en una revolución y Nueva Esparta requiere un gobernador revolucionario.
Lo demás es pura pérdida.
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