Nuestro país atraviesa quizás la crisis más grande de su historia. Una economía quebrada, descomposición y canibalismo social, corrupción desbordada, parálisis institucional, perdida del estado de derecho, crisis de salud, aislamiento internacional y supresión de derechos democráticos. Como venezolanos, como vecinos y familias, estamos fracturados, nos hemos ofendido, agredido, incluso, hasta odiado.
Muchos de nuestros hermanos, padres, hijos y nietos se han ido del país, dejando familias diezmadas y tristes. La desesperanza crece como mala hierba, tributando a escenarios de violencia generalizada. Pero lo más grave que ocurre en el país, es una profunda crisis de dirección política. Ni la cúpula del PSUV ni la cúpula de la MUD están a la altura del momento histórico. No han entendido la imperiosa necesidad que tiene Venezuela de volver al estado de derecho, de respetarnos, de fomentar las oportunidades de trabajo, de producción, de concertar políticas básicas para frenar la inflación y evitar un escenario de hambruna y violencia generalizada al cual nos acercamos aceleradamente. No hay manera de salir de esta crisis desconociéndonos o asumiendo que la solución es que un sector de la sociedad aplaste al otro.
Por encima de nuestras afinidades partidistas esta Venezuela, está un Pueblo que está sufriendo, están niños que pasan hambre y están muriendo, están ancianos famélicos y madres sin medicinas. No todo puede ser partidismo. Debemos tener la responsabilidad y madurez que nos exige el momento histórico.
Por eso, aquí en Turmero, una de las 18 ciudades del Estado Aragua, estamos construyendo un movimiento amplio de vecinos, un movimiento ciudadano, por la necesaria reconciliación, por el necesario encuentro y concertación en torno a los problemas concretos que nos unen: Agua Potable, drenajes, alumbrado público, basura, espacios públicos, inseguridad, transporte, espacios deportivos y culturales, entre otros. Y es que, sólo trabajando en base a los problemas concretos de nuestra realidad concreta, en atención al alcance que tenemos urbanamente, claro está, podremos comenzar a transitar el camino de las soluciones a esos problemas.
El agua potable es uno de los principales problemas que tenemos. No discrimina su carencia entre rojos, amarillos, azules o blancos. Nos afecta a todos por igual, y sobre todo a los niños que no votan y aún viven su inocencia. El transporte Público hoy en Turmero es, en su mayoría, camiones de cochinos que, además de trasladar en las peores condiciones a los ciudadanos, denigra constantemente su existencia.
Nuestros hijos de Turmero necesitan espacios públicos de gran calidad, complejos deportivos y culturales para que el tiempo de ocio se desarrolle de forma creativa. Deben tener abundantes oportunidades de estudio y desarrollo intelectual, económico, cultural y espiritual. Es esta la vía concreta que la experiencia mundial nos enseña para luchar contra la inseguridad. La política de los asesinatos, ya está demostrado científicamente, solo aumentan el armamentismo de las bandas y el nivel de violencia. Se trata de generar oportunidades.
Construir esta ciudad es una tarea de primer orden en medio de esta crisis y solo concertadamente podremos logarlo. Es aquí donde se crecen los nuevos políticos de esta realidad histórica sobrevenida del post rentismo petrolero.
Por eso, este movimiento abraza la tesis de dirigentes con una nueva ética política, que sean movidos no por los intereses crematísticos sino por intereses superiores de trascendencia colectiva, del bien común.
Si así lo decide el Pueblo, Dios mediante, Turmero se convertirá en la primera ciudad del país donde lograremos unir todo lo susceptible a ser unido, de todos los colores políticos por el bien común, por la solución concertada a nuestros problemas, independientemente de los partidos en donde militemos.
Ese es el regalo que queremos hacerle los ciudadanos de bien, la gente decente y consiente de Turmero a todo el país este domingo 10 de diciembre. Un regalo de luz, de esperanza, un faro en medio de la oscuridad y una vitrina para la nueva Venezuela. Somos el futuro y este futuro de reencuentro, de bienvenida a los que se han marchado, es nuestro destino irreductible. De nosotros depende cuanto tiempo tarde en llegar.
Sergio Sánchez
@SergioTurmero