Tuve la oportunidad de disfrutar la lectura de un discurso de orden de Jesús Manuel Subero, gracias a la colaboración de Frank Omar Tabasca, quien gentilmente me ha facilitado libros sobre aspectos muy importantes de la vida en Margarita.
El discurso tuvo lugar en una sesión solemne en el Concejo Municipal de Mariño, el 6 de julio 1968 para reconocer, el esfuerzo de lo local en el proceso de independencia.
Jesús Manuel Subero con este discurso de orden, hizo lo que debía ser un intelectual comprometido con la suerte de su pueblo. Mostró, que así como la familia, se constituye como la célula básica de la sociedad; el municipio (lo local) es el elemento básico del sistema político, independientemente del signo político ideológico que manejen los que tienen el poder.
No perdió tiempo Subero en hablarnos ese 6 de julio de 1968 sobre un 5 de julio de 1811 sin la existencia de un 19 de abril de 1810. Se fue al principio de todo ese largo y complejo proceso y dijo:
"El 5 de julio de 1811 es consecuencia lógica del 19 de abril de 1810. El 19 de abril nace Colombia, según el feliz decir de nuestro Libertador. Es la obra cumbre del Ayuntamiento caraqueño. Los Concejos Municipales son legatarios de esos Ayuntamientos que en la época colonial recogieron el pálpito de un pueblo y lo despertaron a la vida libre y al goce de la soberanía. Ellos, representantes genuinos de la comunidad, por historia y tradición, no hicieron sino interpretar lo que era unánime aspiración de dirigentes y dirigidos"(*)
Subero, se propuso mostrarnos, que ese cabildo caraqueño con una sesión tan recordada, fue una expresión de muchos que surgieron y protagonizaron acciones políticas importantes. Conocerla hoy, en el curso de una propuesta comunal o de una democracia protagónica, uno aunque no lo quiera, debe arrugar la cara al saber de ella y saber que lo local hoy carece de trascendencia en el desarrollo de los pueblos. Los Concejos Municipales y las alcaldías duermen. No impactan nada.
En este discurso, Jesús Manuel Subero dejó plasmada una queja, que ahora vale la pena evaluar, en el marco de la propuesta: Comuna o nada.
"En los últimos tiempos (dijo Subero 1968) una conjura contra el Poder Municipal se ha venido incubando. Nuestro federalismo ha quedado sólo en la letra de la Constitución Nacional. En la práctica tenemos una forma de Gobierno Centro-Federal. Una de las
instituciones que ha sufrido el impacto de esta transformación ha sido la Municipal, a la cual se le han ido cercenando diversos ramos de sus arbitrios rentísticos, para ponerlos a la disposición de Institutos Autónomos".
En el discurso, Subero nos refiere una ordenanza aprobada en 1594 por los cabildantes de la Asunción y con alcance en toda Margarita. La ordenanza en cuestión, pauta muchas normas, pero plasma la competencia de las autoridades locales en el asunto de compra y venta de los bienes que las familias necesitan para sostener a su familia.
Antes de meterse en esta realidad del ayuntamiento colonial, Subero nos coloca en la España que se libera de los árabes. Las comunas de la época dan sentido al ayuntamiento y sirven al proceso de unificación de España y en lucha por liberarla del poder de los dominantes. Una vez liberada España de esta dominación, los ayuntamientos ya no le sirven al nuevo poder y entra en una fase de declive. Este ayuntamiento que agoniza en España renace en Cubagua 1492.
Los reyes, tal como lo sostuvo este buen margariteño, necesitan tener un poder casi absoluto. No importa, cómo lucen los reyes hoy, pero hay nuevas formas de monarquías sin reyes.
Si nos tomamos el tiempo para evaluar la suerte de leyes del poder popular, notarán que entraron a una fase de extinción prematura y sobre ellas, ya se están produciendo leyes con la firme intención de darle más competencia al poder central. Un pedazo de tierra en el municipio más deprimido y pobre del país, si tiene alguna riqueza natural, el pueblo nada tiene ver con eso, porque las leyes con tono y sentido absolutista, borran al pueblo, al municipio y le da cabida al nuevo rey.
Las cinco leyes del poder popular no sirven. No son propias de este "socialismo" comunal, cuyo rostro se está tomando una configuración de otro tipo. En lugar de lo comunal, va destacando rostros de nuevos Torquemada, que nada tienen que ver con lo establecido en las leyes del poder popular. La asociación de alcaldes murió hace rato y los protectores terminaron de enterrar una iniciativa que se veía más conectada con lo local. Hay que mirar, esta figura del protectorado en los procesos de colonización impusieron a los pueblos.
La institucionalidad local la están ahogando. No puede haber poder comunal, sin un esfuerzo por darle vida al poder municipal y a los actores sociales que se encuentran en su entorno. Un mercado Municipal por ejemplo, ya es territorio de mafias y las alcaldías con los concejos municipales bailan al son que le tocan.
(*) Subero, Jesús Manuel (1969) Trayectoria del Ayuntamiento Insular. Discurso de Orden en el Municipio Mariño, 1969